sábado, 25 de enero de 2014

3º Domingo Tiempo Ordinario.«Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.»



Pasando junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, al que llaman Pedro, y Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores.


Les dijo: «Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.»


Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo.




FIESTA DE LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO APÓSTOL



Sucedió que, yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le rodeó una luz venida del cielo, cayó en tierra y oyó una voz que le decía: «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?». El respondió: «¿Quién eres, Señor?» Y él: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer.»
 Cuando Pablo fue tirado por tierra, fue capaz de entregarle a Cristo absolutamente todo sus ser. Mas tarde pudo decir "ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mi"




miércoles, 22 de enero de 2014

SANTA CLARA Y SAN FRANCISCO DE ASÍS

Sus vidas y su vocación son complementarias y interdependientes. Desde el comienzo uno es para el otro manifestación de la Presencia y de la voluntad de Dios.
 
 

domingo, 12 de enero de 2014

BAUTISMO DE JESÚS


En aquel tiempo, fue Jesús de Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara. Pero Juan intentaba disuadirlo, diciéndole: «Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?»
Jesús le contestó: «Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere.» Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. y vino una voz del cielo que decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto.»
Las palabras de Dios Padre que escuchó Jesús son el secreto de su modo de vida. La certeza de saberse amado de Dios es la fuente de la que brota la confianza, el abandono, la fuerza, la obediencia, la entrega total.
El ardor, el gozo, el testimonio en la vivencia cristiana dependen de tener o no la convicción creyente de ser, como Jesús, amados por Dios, sostenidos por Él. Quienes fuimos bautizados, hemos recibido el don precioso de la filiación divina adoptiva, y desde esta conciencia nos debería acompañar el gozo desbordante por sabernos amados en el Hijo amado.