La
vida de San Maximiliano nos ayuda a profundizar el conocimiento de la
Consagración total a la Inmaculada.
El
Padre Kolbe conocía íntimamente el misterio de la Inmaculada Concepción y su
relación con Dios y con la humanidad. María era su modelo y
fue su maestra en este ideal por el cual había hecho de su vida un don a Dios,
y un compromiso que consiste en obrar según la Voluntad de Dios en cada cosa.
La
contemplación y la íntima unión con María, la Virgen en escucha, la Virgen en
oración, la Virgen Madre y la Virgen oferente, pueden conducirnos, como al
Padre Kolbe, a testimoniar el mensaje del Evangelio en nuestra vida. Sí,
también nosotros podemos mirar a María y al Padre Kolbe para hacer, como ellos,
de nuestra vida un culto a Dios, y de tal culto, un empeño de vida, el cual
consiste en hacer la Voluntad de Dios.
"Abandónate cada día en las manos de Jesús y de la
Inmaculada. No te apenes por las contrariedades y las dificultades;
déjaselo todo a la Inmaculada, ella lo puede todo: hará lo que desee" (EK 975).
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