Jesús invitó a su Transfiguración a Pedro Santiago y Juan. A ellos
les dio este regalo, este don. Ésta tuvo lugar mientras
Jesús oraba, porque en la oración es cuando Dios se
hace presente. Los apóstoles vieron a Jesús con un resplandor
que casi no se puede describir con palabras: su rostro
brillaba como el sol y sus vestidos eran resplandecientes como
la luz.
Los
personajes que hablaban con Jesús son: Moisés y Elías.
Moisés,
fue el que recibió la Ley de Dios. Representa a la Ley.
Elías, es el padre de los profetas.
Representa los profetas.
Ellos dan testimonio de Jesús, quien es el cumplimiento de todo lo
que dicen la ley y los profetas.
Ellos hablaban de
la muerte de Jesús, porque hablar de la muerte de
Jesús es hablar de su amor, es hablar de la
salvación de todos los hombres. Precisamente, Jesús transfigurado significa
amor y salvación.
De la nube que los envuelve sale la voz del padre que dice "Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle" la invitación a escuchar a su hijo significa seguirlo. Escuchar y poner en practica su palabra es simentar nuestra casa sobre roca y no sobre arena.
¿Qué nos enseña este acontecimiento?
-Nos enseña a seguir adelante aquí en la tierra
aunque tengamos que sufrir, con la esperanza de que
Él nos espera con su gloria en el Cielo y
que vale la pena cualquier sufrimiento por alcanzarlo.
-A entender
que el Cielo es algo que hay que ganar con
los detalles de la vida de todos los días.
-A entender
que el sufrimiento, cuando se ofrece a Dios, se convierte
en sacrificio y así, éste tiene el poder de salvar
a las almas. Jesús sufrió y así se desprendió de
su vida para salvarnos a todos los hombres.
-A valorar la
oración, ya que Jesús constantemente oraba con el Padre.
-A
vivir el mandamiento que Él nos dejó: “Amaos los unos
a los otros como Yo os he amado”.
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