Muchas veces hemos escuchado
hablar del Espíritu Santo; muchas veces quizá también lo hemos mencionado y lo
hemos invocado. Piensa cuántas veces has sentido su acción sobre ti: cuando sin
saber cómo, soportas y superas una situación, una relación personal difícil y
sales adelante, te reconcilias, toleras, aceptas, perdonas, amas y hasta haces
algo por el otro…. Esa fuerza interior que no sabes de dónde sale, es nada
menos que la acción del Espíritu Santo que, desde tu bautismo, habita dentro de
ti.
El don del Espíritu Santo es el
que:
- nos
eleva y asimila a Dios en nuestro ser y en nuestro obrar;
- nos
permite conocerlo y amarlo;
- hace
que nos abramos a las divinas personas y que se queden en nosotros.
La vida del cristiano es una
existencia espiritual, una vida animada y guiada por el Espíritu hacia la
santidad o perfección de la caridad. Gracias al Espíritu Santo y guiado por Él,
el cristiano tiene la fuerza necesaria para luchar contra todo lo que se opone
a la voluntad de Dios.
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