Sucedió que, yendo de camino,
cuando estaba cerca de Damasco, de repente le rodeó una luz venida del cielo,
cayó en tierra y oyó una voz que le decía: «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?».
El respondió: «¿Quién eres, Señor?» Y él: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues.
Pero levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer.»
Cuando Pablo fue tirado por
tierra, fue capaz de entregarle a Cristo absolutamente todo sus ser. Mas tarde
pudo decir "ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mi"
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