¿Dónde vives?
Un principio lógico
dice no responder nunca una pregunta con otra pregunta. Sin embargo,
en la pregunta de los discípulos va implícita la respuesta a la
pregunta de Jesús: ¿Dónde vives? Literalmente suena: ¿Dónde
permaneces? Menein, en efecto, significa permanecer, y en forma
coloquial vivir, de morar, y tiene una importancia fundamental en el
cuarto evangelio, que juega con ambos sentidos. Baste recordar el
capítulo 15, en donde la comunión vital con Cristo se indica
precisamente con el “permanecer” en unión íntima, lo que hace
posible dar frutos. Entonces, la pregunta de los discípulos va en
esta línea de una comunión fructuosa de vida con él.
El proceso: venir y ver
Jesús los invita a
hacer una experiencia (vengan a ver). No promete nada. No los abruma
con una serie de requisitos, ni los apantalla con una serie de
promesas; simplemente los invita a ver con sus propios ojos.
Venir. Es un verbo muy
importante en Juan. En efecto, la fe es descrita como un venir
(llegar) a Jesús (Jn 3, 21; 5, 40; 6, 35.37.45).
Ver. La experiencia
personal es descrita como ver, naturalmente con los propios ojos. De
hecho, nadie puede ver por nosotros y, por tanto, no se trata
solamente de un ver físico, sino indica una experiencia personal que
se concluye en ver más allá de la apariencia, concretamente en ver
su gloria (2, 11). Si el proceso de la fe de los discípulos comienza
con el ver a Jesús, para ver dónde y cómo vive y para permanecer
con él, no estará completa hasta que vean su gloria y crean en él.
D.A.
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