Este texto narra la
tercera manifestación de Dios que encontramos en los evangelios. La
primera fue el Nacimiento de Jesús; la segunda la celebramos la
semana pasada en la epifanía, y hoy la vemos en la revelación de la
identidad de Jesús en su bautizo. En su estilo sencillo, Marcos nos
dice que Jesús vino de Nazaret y se hizo bautizar por Juan en el
Jordán. Es en ese momento que Jesús escucha las palabras: “Tu
eres mi Hijo, el Amado, mi predilecto”. En los Evangelios
según Lucas y Mateo, esta declaración la escucharon todos los
presentes. En el caso de Marcos es una revelación más íntima y
personal que sólo Jesús oye. El Hijo Amado aparece al comienzo de
su vida pública identificado con el rey Mesías cuya misión no se
realizará desde el poder, sino desde el testimonio humilde de su
condición de servidor de todos.
Mfc.
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