El evangelio de San
Marcos nos hace reflexionar dos aspectos importantes:
En la primera parte
Jesús, al enterarse de que Juan el Bautista había sido entregado en
manos de Herodes Antipas, dejó Judea y marchó a Galilea, donde
proclamaba la Buena Nueva de Dios, diciendo: «Se ha cumplido
el tiempo y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la
Buena Nueva».En estas palabras se describe, el Reino de
Dios, exige de los hombres una conversión total del pensar y
querer, y fe. Conversión y fe forman en conjunto un solo acto, una
determinada posición religiosa del hombre ante Dios. Todo esto es lo
que debemos considerar “con los ojos y el corazón de la Virgen
María” mientras contemplamos el tercer misterio luminoso del
Santo Rosario: “El anuncio del Reino y el llamado a la conversión”.
La segunda parte del
Evangelio de hoy relata la vocación de los primeros cuatro
discípulos de Jesús. “ Vengan conmigo y los haré
pescadores de hombres” Ellos recibieron la llamada de Jesús
como un Evangelio. Se deduce del resultado: “dejándolo todo lo
siguieron”. Debemos observar dos circunstancias. Los primeros
discípulos de Jesús “eran pescadores”. Tenían esta noble
profesión, pero al presentarse Jesús en sus vidas y llamarlos,
“dejaron las redes”, es decir, cambiaron de vida. Debemos
observar también que eran dos pares de hermanos: Simón y Andrés
eran hermanos, Santiago y Juan eran hermanos.
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