Nadie hubiera pensado que
curarse de la lepra fuera tan fácil. Lo único que precisó este
enfermo, fue acercarse humildemente a Cristo y pedírselo. Él sabía
que Cristo bien podía hacerlo. Además, cree con todo su corazón en
la bondad del Maestro. Quizá por esto, es que se presenta tan tímido
y sencillo a la vez: "Maestro, si quieres, puedes limpiarme".
La actitud denota no sólo humildad y respeto, revela además,
confianza...
La vida de muchas
personas, y a veces la nuestra, se ve llena de enfermedades y males,
sucesos indeseados y problemas de todos los tipos, que nos podrían
orillar a perder la confianza en el Maestro, Buen Pastor. Quizá
alguna vez, hemos pensado que Él nos ha dejado, que ya no está con
nosotros; pues sentimos que nuestra pequeña barca ha comenzado a
naufragar en el mar de la vida... Pero de esta forma, olvidamos que
el primero en probar el sufrimiento y la soledad fue Él mismo,
mientras padecía su muerte en la cruz. Y así, nos quiso enseñar
que Dios siempre sabe sacar bienes de males, pues por esa muerte
ignominiosa, nos vino la Redención.
La lección de confiar en
Cristo y en su infinita bondad, no es esperar que nos quitará todos
los sufrimientos de nuestras vidas. Sino que nos ayudará a saber
llevarlos, para la purificación de nuestra alma, en beneficio de
toda la Iglesia.
P Juan Pablo Menéndez
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