“Son tantos pequeños y
grandes gestos que obedecen al mandamiento del Señor: ‘Amaos los
unos a los otros como yo os he amado’. Gestos pequeños, de todos
los días, gestos de cercanía a un anciano, a un niño, a un
enfermo, a una persona sola y en dificultad, sin casa, sin trabajo,
inmigrante, refugiado. Gracias a la fuerza de esta palabra de Cristo
cada uno de nosotros puede hacerse próximo hacia el hermano y la
hermana que encuentra. Gestos de cercanía, de proximidad” donde
“se manifiesta el amor que Cristo nos ha enseñado”.
Comentando el Evangelio
del día, el Papa indicó que “Jesús ha dado la vida por sus
amigos. Amigos que no lo habían entendido, que en el momento crucial
lo abandonaron, traicionado y renegado”.
Así, “Jesús nos
muestra el camino para seguirlo, el camino del amor. Su mandamiento
no es un simple precepto, que tiene algo de abstracto o de exterior
respecto a la vida. El mandamiento de Cristo es nuevo porque Él lo
ha realizado primero, le ha dado carne, y así la ley del amor fue
escrita de una vez para siempre en el corazón del hombre”.
El mandamiento de Cristo,
dijo, está escrito “con el fuego del Espíritu Santo. Y con este
mismo Espíritu, que Jesús nos dona, podemos caminar también
nosotros en este camino”.
Pero se trata de “un
camino concreto, un camino que nos lleva a salir de nosotros mismos
para ir hacia los demás. Jesús nos ha mostrado que el amor de Dios
se realiza en el amor al prójimo. Los dos van juntos. Las páginas
del Evangelio están llenas de este amor: adultos y niños, cultos e
ignorantes, ricos y pobres, justos y pecadores tienen acogida en el
corazón de Cristo”.
Francisco indicó que
“esta palabra del Señor nos llama a amarnos los unos a los otros,
también si no nos entendemos, no siempre estamos de acuerdos… pero
es precisamente ahí donde se ve el amor cristiano”. Este, señaló,
es “un amor que se manifiesta también si hay diferencias de
opinión o de carácter, pero el amor es más grande que estas
diferencias”.
Se trata de “un amor
redentor, liberado del egoísmo. Un amor que dona a nuestro corazón
la alegría, como dice Jesús mismo: ‘Os he dicho estas cosas para
que mi alegría sea en vosotros y vuestra alegría sea plena’”.
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