Hoy 08 de noviembre se celebra al beato Juan Escoto.
Nació en Duns, en Escocia, hacia 1265, entró en la Orden de los Hermanos Menores hacia 1280 y fue ordenado sacerdote el 17 de abril de 1291. Empleó su agudeza de ingenio en la sistematización de los grandes amores de San Francisco: Jesucristo y la Virgen Santísima.
La posteridad también lo ha llamado “Doctor del Verbo Encarnado” y “Doctor Mariano”.
El camino para la definición dogmática de la Concepción Inmaculada de María fue trazado por el beato franciscano Duns Scotto. Se dice que al encontrarse frente a una estatua de la Virgen María hizo esta petición: "Dignare me laudare te: Virgo Sacrata" (Oh Virgen sacrosanta dadme las palabras propias para hablar bien de Ti).
Y luego el franciscano Juan Duns hizo estos cuestionamientos:
1. ¿A Dios le convenía que su Madre naciera sin mancha del pecado original?
Sí, a Dios le convenía que su Madre naciera sin ninguna mancha. Esto es lo más honroso, para Él.
Sí, a Dios le convenía que su Madre naciera sin ninguna mancha. Esto es lo más honroso, para Él.
2. ¿Dios podía hacer que su Madre naciera sin mancha de pecado original?
Sí, Dios lo puede todo, y por tanto podía hacer que su Madre naciera sin mancha: Inmaculada.
Sí, Dios lo puede todo, y por tanto podía hacer que su Madre naciera sin mancha: Inmaculada.
3. ¿Lo que a Dios le conviene hacer lo hace? ¿O no lo hace?
Todos respondieron: Lo que a Dios le conviene hacer, lo que Dios ve que es mejor hacerlo, lo hace.
Todos respondieron: Lo que a Dios le conviene hacer, lo que Dios ve que es mejor hacerlo, lo hace.
Entonces Scotto exclamó:
Luego
1. Para Dios era mejor que su Madre fuera Inmaculada: o sea sin mancha del pecado original.
2. Dios podía hacer que su Madre naciera Inmaculada: sin mancha
3. Por lo tanto: Dios hizo que María naciera sin mancha del pecado original. Porque Dios cuando sabe que algo es mejor hacerlo, lo hace.
La Inmaculada Virgen María nos muestra la necesidad de tener un corazón puro para que el Señor Jesús pueda vivir en nuestro interior y de ahí naciese la Salvación. Y consagrarnos a ella nos lleva a que nuestra plegaria sea el medio por el cual se nos revele Jesucristo plenamente y nos lleve al camino por el cual seremos colmados por el Espíritu Santo.
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