"Si su justicia no
es mayor que la de los escribas y fariseos...". Para el judaísmo
contemporáneo a Jesús, el hombre justo era aquel que ajustaba su
vida a la Ley.
En esta parte del
sermón, Jesús dice, que no vino a cambiar nada de la Ley sino a
darle perfección. Pero también dice que hace falta un tipo de
justicia, es decir, un modo de ajustarse a la Ley, mayor que el de
los escribas y fariseos. ¿En qué sentido? Jesús no habla del
formalismo de la Ley ni de agregar nuevos preceptos. Lo que él
quiere es una interiorización de la Ley. Un cumplimiento externo es
algo muy pobre, es lo mínimo. Para Jesús no alcanza con decir "yo
no maté a nadie"; la justicia mayor está en amar y perdonar.
Esto es para Jesús el modo de perfección de la Ley: se hace más
radical, porque abarca no sólo los actos externo sino también la
intención del corazón.
Padre Dios, me uno a
todos tus hijos para alabarte y darte gracias porque, por medio de
Jesús, nos enseñaste el espíritu de la ley, que se fundamenta en
el amor y en la sinceridad
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