Seguramente hay muchas
cosas que nos inquietan en el día a día: las urgencias económicas,
los problemas que resolver y las necesidades por cubrir. Jesús nos
lleva a la experiencia profunda y pacífica de un Dios que, como un
padre y una madre, conoce nuestras necesidades y provee lo necesario
para nuestra vida. Jesús quiere que vivamos libres de la inquietud y
la preocupación. Que nos ocupemos de las cosas mientras nuestra vida
está entregada, serenamente, en las manos de Dios que vela por
nuestros asuntos.
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