«El camino de Emaús se
transforma así en símbolo de nuestro camino de fe: las Escrituras y
la Eucaristía son los elementos indispensables para el encuentro con
el Señor. También nosotros llegamos a menudo a la Misa dominical
con nuestras preocupaciones, nuestras dificultades y desilusiones. La
vida a veces nos hiere y nos vamos tristes hacia nuestra “Emaús”,
dando la espalda al designio de Dios. Nos alejamos de Dios. Pero nos
acoge la Liturgia de la Palabra: Jesús nos explica las Escrituras y
reenciende en nuestros corazones el fuego de la fe y de la esperanza
y en la comunión nos da fuerza.
Palabra de Dios y
Eucaristía: leer cada día una parte del Evangelio, recuérdenlo
bien, leer cada día una parte del Evangelio y los domingos ir a
hacer la comunión, a recibir a Jesús. Así sucedió con los
discípulos de Emaús, han recibido la Palabra, han compartido la
fracción del pan, y de tristes y derrotados que se sentían, se
sintieron alegres. Siempre, queridos hermanos y hermanas, la Palabra
de Dios y la Eucaristía nos llenan de alegría. ¡Recuérdenlo bien!
¡Cuando tú estás triste o algo así, toma la Palabra de Dios!
¡Cuando tú estás desanimado, toma la Palabra de Dios y ve a la
Misa del domingo a hacer la Comunión, a participar del misterio de
Jesús! Palabra de Dios, Eucaristía: nos llenan de alegría.»
S.S. Francisco
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