Francisco presenta la Eucaristía como centro para la vida de cada uno, en su relación con Dios, en sus relaciones con los demás hermanos.
Todos los grandes momentos de su vida han estado cercanos y enmarcados en la Eucaristía: su conversión (lC 22), la conversión de sus primeros compañeros (lC 24), el misterio de la encarnación en Greccio (1C 84).
Animaba incansablemente a sus hermanos a que celebraran la Eucaristía dignamente (CtaO 14-16) e hizo de la Eucaristía el único tema de catequesis para sus hermanos.
Francisco invitaba a discernir ante la Eucaristía, cuando hay momentos significativos de tu vida y tienes que tomar decisiones, detente ante la Eucaristía, y trata de razonar con la fe, pues la fe nos lleva a discernir y a ver en el pan y en el vino la presencia de Cristo. Solo se puede ser franciscano vivendo la Eucaristía.
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