El sagrado misterio de la Epifanía está referido en el
evangelio de san Mateo. Al llegar los magos a Jerusalén, éstos preguntaron en
la corte el paradero del "Rey de los judíos". Los maestros de la ley supieron
informarles que el Mesías del Señor debía nacer en Belén, la pequeña ciudad
natal de David; sin embargo fueron incapaces de ir a adorarlo junto con los
extranjeros. Los magos, llegados al lugar donde estaban el niño con María su
madre, ofrecieron oro, incienso y mirra, sustancias preciosas en las que la
tradición ha querido ver el reconocimiento implícito de la realeza mesiánica de
Cristo (oro), de su divinidad (incienso) y de su humanidad (mirra).
miércoles, 6 de enero de 2016
domingo, 29 de noviembre de 2015
domingo, 9 de agosto de 2015
Jesús dice, yo soy el pan que baja del cielo
El Santo Padre indicó
que hoy continúa la lectura del sexto capítulo del Evangelio de
Juan, en el que Jesús, tras realizar el milagro de la multiplicación
de los panes, “explica a la gente el significado de aquel ‘signo’”.
El Papa recordó que
“como había hecho antes con la Samaritana, a partir de la
experiencia de la sed y del signo del agua, Jesús aquí parte de la
experiencia del hambre y del signo del pan, para revelarse e
invitarnos a creer en Él”.
“La gente lo busca, la
gente lo escucha, porque se ha quedado entusiasmada con el milagro:
¡querían hacerlo rey! Pero cuando Jesús afirma que el verdadero
pan, donado por Dios, es Él mismo, muchos se escandalizan, no
comprenden, y comienzan a murmurar entre ellos”.
Ante esto, dijo el Papa,
“Jesús responde: ‘Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el
Padre que me envió’, y añade ‘Les aseguro que el que cree,
tiene Vida eterna’.
“Nos sorprende, y nos
hace reflexionar esta palabra del Señor: ‘Nadie puede venir a mí,
si no lo atrae el Padre’, ‘el que cree en mí, tiene Vida
eterna’. Nos hace reflexionar”.
Francisco destacó que
“esta palabra se introduce en la dinámica de la fe, que es una
relación: la relación entre la persona humana, todos nosotros, y la
Persona de Jesús, donde un papel decisivo juega el Padre, y
naturalmente, también el Espíritu Santo, que está implícito
aquí”.
El Santo Padre subrayó
que “no basta encontrar a Jesús para creer en Él, no basta leer
la Biblia, el Evangelio: esto es importante ¿eh? Pero no basta. No
basta ni siquiera asistir a un milagro, como aquel de la
multiplicación de los panes”.
“Muchas personas
estuvieron en estrecho contacto con Jesús y no le creyeron, es más,
también lo despreciaron y condenaron”, recordó, para luego
cuestionarse “¿por qué, esto? ¿No fueron atraídos por el padre?
No: esto sucedió porque su corazón estaba cerrado a la acción del
Espíritu de Dios. Y si tú tienes el corazón cerrado la fe no
entra”.
En cambio, destacó, “la
fe, que es como una semilla en lo profundo del corazón, florece
cuando nos dejamos ‘atraer’ por el Padre hacia Jesús, y ‘vamos
a Él’ con ánimo abierto, con corazón abierto, sin prejuicios;
entonces reconocemos en su rostro el Rostro de Dios y en sus palabras
la Palabra de Dios, porque el Espíritu Santo nos ha hecho entrar en
la relación de amor y de vida que hay entre Jesús y Dios Padre. Y
allí nosotros recibimos el don, el regalo de la fe”.
Con esta actitud de fe,
dijo el Papa, “podemos comprender el sentido del ‘Pan de la vida’
que Jesús nos dona, y que Él expresa de esta manera: ‘Yo soy el
pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá
eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del
mundo”.
domingo, 14 de junio de 2015
XI TIEMPO ORDINARIO: LA SEMILLA QUE CRECE...Y EL GRANO DE MOSTAZA.
La primera parte del
texto de hoy corresponde a la parábola de la semilla que crece de
día y de noche. Subraya el contraste entre la venida del Reino de
Dios, simbolizada en la semilla sembrada y la impotencia del labrador
para hacerla germinar y crecer. El Reino es la semilla que crece por
sí misma sin que el campesino sepa cómo.
Se afirma la prioridad
absoluta de Dios, frente a la cual no tiene sentido pensar que su
Reino depende de la actividad humana, o que se rige según los
criterios mundanos que regulan las relaciones de producción. El
cristiano sabe que, después de ponerlo que está de su parte para
colaborar en el crecimiento del Reino, ha de abandonarlo todo en
manos de Dios que hace mucho más que lo que nosotros podemos
realizar. En este sentido es famosa la frase atribuida a S. Ignacio:
«Pon de tu parte como si todo dependiera de ti y no de Dios, pero
confía como si todo dependiera de Dios y no de ti».
Se podría decir también:
«Confía en Dios sin olvidarte jamás de hacer todo lo que puedas
por ti mismo; trabaja sin olvidar jamás que,en definitiva, todo
depende solamente de la gracia de Dios» (H. Rahner). Este
pensamiento corresponde a lo que el mismo Jesús dice en el evangelio
de Lucas: Cuando hayan hecho lo que se les había mandado digan:
Siervos inútiles somos, hemos hecho lo que debíamos hacer (Lc
17,10).
Dejarle el resultado
final a Dios, después de haber obrado con firmeza y perseverancia,
mantenerse fiel en el buen propósito, aunque muchas veces no sea
posible conocer los resultados, creer con confianza absoluta en el
poder de Dios que obra muy por encima de lo que nuestras débiles
fuerzas pueden lograr, este es el modo de andar en la vida como Jesús
nos enseña. En nuestro esfuerzo diario por encarnar en nosotros
mismos, en nuestra familia y en la sociedad los valores del
evangelio, la actitud de responsabilidad que va unida a la confianza
nos libra de todo voluntarismo ingenuo y de la angustia que se siente
por creer que el éxito depende únicamente de nuestra propia
capacidad. Dios es quien hace germinar y crecer y fructificar la
semilla que el hombre siembra.
En un mundo que exacerba
el sentido de la propia eficacia y del éxito personal, es muy fácil
caer en el cansancio y en el desaliento. Se vive para el trabajo y la
producción, y otras realidades de la vida humana, como la atención
de la familia y el cultivo de nuestra vida espiritual, pierden valor
y se descuidan. El resultado tantas veces comprobado es la
incomunicación, la falta del sentido de lo gratuito, es decir, de
aquellas cosas cuyo valor no es económico pero que son
imprescindibles para poder mantener unas relaciones verdaderamente
humanas con los demás, con nuestro propio interior y con Dios. No
hay tiempo para nada, porque no se valora ese tiempo “perdido”
que es la dedicación al hogar, el simple estar a gusto con las
personas queridas, la expresión del afecto y, en el plano religioso,
la oración, la meditación, la lectura de la Biblia, el silencio
interior y exterior. Incluso para todo cristiano maduro que orienta
su vida profesional a la construcción de un país más humano y
dichoso para todos, es una necesidad el recordar que no siempre sus
esfuerzos obtendrán el éxito esperado y que el Reino de Dios es
mucho más que una construcción humana, razón por la cual hay que
mantener la confianza en el Padre y no olvidar nunca que Dios es
siempre más.
La segunda parte del
texto es la parábola del granito de mostaza, símbolo del Reino en
acción. Como la semilla de mostaza, el Reino tiene apariencia casi
insignificante, casi invisible, y hay que discernir para reconocerlo.
Actúa en la historia como actuó Jesús: en pobreza, sin poder
religioso ni político. Su conocimiento está reservado a los
pequeños y sencillos.
La parábola hace pensar
en Cristo, grano caído en tierra, Dios que se abaja para asumir
nuestra condición humana y se revela haciéndose un Niño que nace
en un pesebre. Hay aquí una invitación a entrar por los caminos de
Dios, por la lógica del Reino: según la cual, el mayor es quien se
ha hecho el más pequeño de todos (Lc 9,48; 22,26 ss.). La parábola
nos libra de todo delirio de grandeza.
lunes, 27 de abril de 2015
27 DE ABRIL FESTIVIDAD DE SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO.
Nace el 16 de mayo de 1579.
Santo Toribio de Mogrovejo llegó
al Perú el 11 de marzo de 1581. En ese momento la diócesis a él encomendada
tenía más de 6 millones de kilómetros cuadrados. Su labor como obispo fue
extraordinaria. Desde el primer día se impuso un horario riguroso. No tenía tiempo
para sí mismo sino sólo para Dios y los demás. Para Dios, pues aparte de la
celebración diaria de la Santa Misa, pasaba largos ratos de oración. Y el
tiempo dedicado a los demás se manifestó en todas las labores evangelizadoras
que impulsó.
Nuestro Padre Santo Toribio no
pudo ver su obra terminada, del monasterio de Santa Clara Barrios Altos_Lima. Él
como cuenta la historia trabajó muchas veces en la fabricación de los adobes
para las paredes del monasterio; pero falleció el 23 de marzo de 1606, dejando como
recuerdo para sus queridas hijas su corazón que hasta el día de hoy se conserva
en un relicario.
Respecto a su labor pastoral
entre los pueblos indígenas, buscaba la manera de hacerse entender por estos, bien
fuera aprendiendo y hablándoles en su propia lengua o, cuando la lengua de
éstos le era desconocida, buscando otras maneras, como varias veces le sucedió.
Su interés por los indígenas no se limitaba a la evangelización, pues se empeñó
en mejorar sus condiciones de vida, especialmente de aquellos empleados en las
grandes propiedades rurales y en las minas. Reivindicó que sus derechos fuesen
debidamente respetados por los españoles y que hubiese verdadera armonía entre
las clases sociales, como preconizaba la Escuela de Salamanca, que había
conocido en sus años de estudio en España.
Durante su trabajo episcopal en
Lima, Santo Toribio de Mogrovejo convocó y presidió el III Concilio Límense
(1582-1583), al cual asistieron prelados de toda Hispanoamérica, y en el que se
trataron asuntos relativos a la evangelización de los indígenas. De esta
asamblea se obtuvieron importantes normas de pastoral, como la predicación en
las lenguas nativas, para lo cual fue creada una facultad de lenguas nativas en
la Universidad de San Marcos y la catequesis a los esclavos negros, así como la
impresión del catecismo en idiomas castellano, quechua y aymara que se
constituirían en los primeros textos impresos en Sudamérica.
Fundó el primer Seminario
Americano en Lima en 1591 que en la actualidad lleva su nombre.Institución
apoyada económica, humana y espiritualmente por todo el pueblo peruano.
De sus raíces, de su objetivo
inicial, nos habla claramente la Carta de Santo Toribio al Rey Felipe II, 21 de
marzo de 1591: «Deseando, en conformidad del Santo Concilio de Trento, se
fundase un colegio Seminario para la gente pobre de estas provincias, donde
pidiesen ser bien instruidos y enseñados, y salir nuevas plantas en
aprovechamiento de estos naturales». De sus frutos, pudo decir con razón Juan
Pablo II al Cardenal Augusto Vargas Alzamora, en carta de 7 de diciembre de
1990: “El nombramiento de su primer Rector, el 7 de diciembre de 1590, ha
considerado como el acto fundacional del Seminario. La iniciativa estaba
destinada a perdurar y dar copiosos frutos, de manera que al celebrar hoy sus
400 años de existencia vienen a mi mente las palabras de Jesús, que pueden
aplicarse al santo Fundador: «Os he destinado para que vayáis y deis fruto, y
que vuestro fruto permanezca»(Jn 15, 16).”
Hizo construir caminos, escuelas,
varias capillas, hospitales, conventos.En obediencia a las directrices dictadas
en el Concilio de Trento, se propuso reunir a los sacerdotes y obispos de
América para promulgar leyes acerca del comportamiento que deben tener los
católicos, para lo cual congregó a trece sínodos diocesanos y tres concilios
provinciales. Insistió y obtuvo que los religiosos aceptaran parroquias en
sitios supremamente pobres. Gracias a sus gestiones, el número de parroquias o
centros de evangelización en su Arquidiócesis, aumentó de 150 a 250 parroquias
en su territorio, al momento de su fallecimiento veinticinco años después.
El 23 de marzo de 1606, un jueves
santo, dejó de existir para la tierra pero comenzó a vivir en cielo. Fue
beatificado el 28 de junio de 1679 por el Papa Inocencio XI y canonizado el 10
de diciembre de 1726 por Benedicto XIII. El año 1983, el Santo Juan Pablo
II nombró a Santo Toribio de Mogrovejo
como Patrono del episcopado latinoamericano.
FOTOS DE LA CELEBRACIÓN EUCARISTICA POR LA FESTIVIDAD DE SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO 2015
domingo, 5 de abril de 2015
Mensaje Pascual del Papa Francisco y bendición urbi et orbi 2015
Queridos hermanos y hermanas,
¡Feliz Pascua!
¡Jesucristo ha resucitado!
El amor ha derrotado al odio, la
vida ha vencido a la muerte, la luz ha disipado la oscuridad.
Jesucristo, por amor a nosotros,
se despojó de su gloria divina; se vació de sí mismo, asumió la forma de siervo
y se humilló hasta la muerte, y muerte de cruz. Por esto Dios lo ha exaltado y
le ha hecho Señor del universo. Jesús es el Señor.
Con su muerte y resurrección,
Jesús muestra a todos la vía de la vida y la felicidad: y esta vía es la
humildad, que comporta la humillación. Este es el camino que conduce a la
gloria. Sólo quien se humilla pueden ir hacia los «bienes de allá arriba», a
Dios (cf. Col 3,1-4). El orgulloso mira «desde arriba hacia abajo», el humilde,
«desde abajo hacia arriba».
La mañana de Pascua, advertidos
por las mujeres, Pedro y Juan corrieron al sepulcro y lo encontraron abierto y
vacío. Entonces, se acercaron y se «inclinaron» para entrar en la tumba. Para
entrar en el misterio hay que «inclinarse», abajarse. Sólo quien se abaja
comprende la glorificación de Jesús y puede seguirlo en su camino.
El mundo propone imponerse a toda
costa, competir, hacerse valer... Pero los cristianos, por la gracia de Cristo
muerto y resucitado, son los brotes de otra humanidad, en la cual tratamos de
vivir al servicio de los demás, de no ser altivos, sino disponibles y
respetuosos.
Esto no es debilidad, sino
autentica fuerza. Quién lleva en sí el poder de Dios, de su amor y su justicia,
no necesita usar violencia, sino que habla y actúa con la fuerza de la verdad,
de la belleza y del amor.
Imploremos hoy al Señor
resucitado la gracia de no ceder al orgullo que fomenta la violencia y las
guerras, sino que tengamos el valor humilde del perdón y de la paz. Pedimos a
Jesús victorioso que alivie el sufrimiento de tantos hermanos nuestros
perseguidos a causa de su nombre, así como de todos los que padecen
injustamente las consecuencias de los conflictos y las violencias que se están
produciendo. Son muchas.
Roguemos ante todo por la amada
Siria e Irak, para que cese el fragor de las armas y se restablezca una buena
convivencia entre los diferentes grupos que conforman estos amados países. Que
la comunidad internacional no permanezca inerte ante la inmensa tragedia
humanitaria dentro de estos países y el drama de tantos refugiados.
Imploremos la paz para todos los
habitantes de Tierra Santa. Que crezca entre israelíes y palestinos la cultura
del encuentro y se reanude el proceso de paz, para poner fin a años de
sufrimientos y divisiones.
Pidamos la paz para Libia, para
que se acabe con el absurdo derramamiento de sangre por el que está pasando,
así como toda bárbara violencia, y para que cuantos se preocupan por el destino
del país se esfuercen en favorecer la reconciliación y edificar una sociedad
fraterna que respete la dignidad de la persona. Y esperemos que también en
Yemen prevalezca una voluntad común de pacificación, por el bien de toda la
población.
Al mismo tiempo, encomendemos con
esperanza al Señor que es tan misericordioso el acuerdo alcanzado en estos días
en Lausana, para que sea un paso definitivo hacia un mundo más seguro y fraterno.
Supliquemos al Señor resucitado
el don de la paz en Nigeria, Sudán del Sur y diversas regiones del Sudán y la
República Democrática del Congo. Que todas las personas de buena voluntad
eleven una oración incesante por aquellos que perdieron su vida ?y pienso muy
especialmente en los jóvenes asesinados el pasado jueves en la Universidad de
Garissa, en Kenia?, los que han sido secuestrados, los que han tenido que
abandonar sus hogares y sus seres queridos.
Que la resurrección del Señor
haga llegar la luz a la amada Ucrania, especialmente a los que han sufrido la
violencia del conflicto de los últimos meses. Que el país reencuentre la paz y
la esperanza gracias al compromiso de todas las partes interesadas.
Pidamos paz y libertad para
tantos hombres y mujeres sometidos a nuevas y antiguas formas de esclavitud por
parte de personas y organizaciones criminales. Paz y libertad para las víctimas
de los traficantes de droga, muchas veces aliados con los poderes que deberían
defender la paz y la armonía en la familia humana. E imploremos la paz para
este mundo sometido a los traficantes de armas, que ganan con la sangre de
hombres y mujeres.
Y que a los marginados, los
presos, los pobres y los emigrantes, tan a menudo rechazados, maltratados y
desechados; a los enfermos y los que sufren; a los niños, especialmente
aquellos sometidos a la violencia; a cuantos hoy están de luto; y a todos los
hombres y mujeres de buena voluntad, llegue la voz consoladora y sanadora del
Señor Jesús: «La paz esté con ustedes». (Lc 24,36). «No teman, he resucitado y
siempre estaré con ustedes» (cf. Misal Romano, Antífona de entrada del día de
Pascua)
Saludos de Pascua del Santo Padre
Queridos hermanos y hermanas,
Deseo dirigir mis augurios de
Feliz Pascua a todos ustedes que han venido a esta plaza de diversos países,
como también a cuantos están conectados a través de los medios de comunicación
social.
Lleven en a sus casas y a quienes
encuentran el alegre anuncio que ha resucitado el Señor de la vida, llevando
consigo amor, justicia, respeto y perdón.
Gracias por su presencia, por su
oración y por el entusiasmo de su fe. Un pensamiento especial y agradecido por
el don de las flores, que también este años previenen de los Países Bajos.
martes, 31 de marzo de 2015
viernes, 27 de marzo de 2015
EL SEÑOR DE BURGOS
Es
una escultura con leyenda y se mantiene por fortuna; los fieles entran por una
pequeña puerta que da al exterior.
Dicen que en 1765 su imagen se apareció en
una visión cuando rezaba en el huerto la madre priora Sor Jerónima de Jesús, y
le dijo que quería que se le hiciera en ese lugar una capilla. En la noche ella
lo vio nuevamente en sueños indicándole que no se preocupara en buscar escultor
que éste lo llevaría. La sorpresa de la madre no tuvo límites cuando se
presentó un agustino y le dijo que le traía una talla de un Cristo Crucificado:
su precio era de 400 pesos. La madre reunió 300 y le rogó un descuento. Aquel
dijo que la imagen era una buena talla y que se la habían pedido para Chile
pero no pudo llevarla porque cada vez que embarcaba el mar se encrespaba. No
había trato y quiso levantarlo para llevárselo pero no pudo. La imagen había
duplicado su peso. Buscó unos hombres y cuando quiso moverlo, la cruz se
enraizó en el piso de la portería, de los brazos y del cabezal salieron ramas
frondosas y comenzó un tremendo vendaval. Asustado, el autor aceptó la cantidad
ofrecida y lo dejó. Actualmente, los devotos de los Barrios Altos visitan al
Señor de Burgos, sobre todo en Semana Santa.
Una
de las imágenes más veneradas de nuestro Monasterio es la del Señor de Burgos,
conocida por el Cristo milagroso que tantas gracias y favores colmó y sigue
colmando a sus devotos.
Los
sucesivos terremotos que asolaron Lima debilitaron casi siempre en gran parte
el templo; por ello tuvo que pasar por tres restauraciones y hoy en día
necesita una cuarta restauración.
Pero
lo que perdura y es cada vez más fuerte es el amor de todas aquellas hermanas
nuestras que pasaron dando ejemplo de santidad y entrega al servicio de Dios y
de los hermanos.
En
ningún momento de nuestra historia la fraternidad de hermanas Clarisas se
mostró indiferente ante los peligros eminentes de catástrofes naturales,
guerras, y la extrema pobreza que varias veces desoló nuestro país. Como otras
“Claras”, desde los torreones del silencio de su monasterio defendieron con fe
inquebrantable a su Divino Esposo conservando la armonía y la paz de todos los
peruanos; almas eucarísticas que supieron dar todo de sí por Amor, con el Amor
y para el Amor.
Se
acerca un nuevo despertar, no debemos de dejarlo pasar, pues con el
reconstruimos el presente y seguimos amando en el futuro. Son cuatro siglos de
presencia clariana en la ciudad de Lima y nunca se apagó la lámpara del
sagrario; muchas almas consagradas pidiendo al Señor por la conversión del
mundo entero, las necesidades de la Iglesia y la salud del Papa: “constructoras
y sostenedoras de los miembros vacilantes de Cristo, la Iglesia”
fuente Juan Orrego.
miércoles, 18 de febrero de 2015
MIERCOLES DE CENIZA
TRES CONSEJOS DEL PAPA
FRANCISCO PARA LA CUARESMA: ORACIÓN, AYUNO Y LIMOSNA
«La característica de
la cuaresma, de este tiempo de gracia, es la conversión del corazón.
Estamos invitados a emprender un camino en el que, desafiando la
rutina, nos esforcemos por abrir los ojos y los oídos, pero sobre
todo, a abrir el corazón, para ir más allá de nuestra “pequeña
huerta”. Abrirnos a Dios y a los hermanos.
Es un itinerario que
comprende la cruz y la renuncia. El Evangelio indica los elementos de
este camino espiritual: la oración, el ayuno y la limosna (Cfr. Mt
6,1-6.16-18). Los tres comportan la necesidad de no dejarse dominar
por las cosas que aparecen: lo que cuenta no es la apariencia; el
valor de la vida no depende de la aprobación de los demás o del
éxito, sino de cuanto tenemos dentro.
1- El primer elemento es
la oración. La oración es la fuerza del cristiano y de cada persona
creyente. En la debilidad y en la fragilidad de nuestra vida,
nosotros podemos dirigirnos a Dios con confianza de hijos y entrar en
comunión con Él. Ante tantas heridas que nos hacen mal y que nos
podrían endurecer el corazón, estamos llamados a zambullirnos en el
mar de la oración, que es el mar del amor ilimitado de Dios, para
gustar su ternura.
La Cuaresma es tiempo de
oración, de una oración más intensa, más tiempo de oración, más
asidua, más capaz de hacerse cargo de las necesidades de los
hermanos, oración de intercesión, para interceder ante Dios por
tantas situaciones de pobreza y de sufrimiento.
2- El ayuno. Debemos
estar atentos a no hacer un ayuno formal, o que en verdad nos “sacia”
porque nos hace sentir tranquilos. El ayuno tiene sentido si
verdaderamente hace mella nuestra seguridad, y si de él se deriva un
beneficio para los demás, si nos ayuda a cultivar el estilo del Buen
Samaritano, que se inclina sobre el hermano en dificultad y se hace
cargo de él.
El ayuno comporta la
elección de una vida sobria en su estilo, que no derrocha, una vida
que no “descarta”. Ayunar nos ayuda a entrenar el corazón a lo
esencial y al compartir. Es un signo de toma de conciencia y de
responsabilidad frente a las injusticias, a los atropellos,
especialmente con respecto a los pobres y a los pequeños, y es signo
de la confianza que ponemos en Dios y en su providencia.
3- La limosna: indica la
gratuidad, porque en la limosna se da a alguien de quien no se espera
recibir algo a cambio. La gratuidad debería ser una de las
características del cristiano, que, consciente de haber recibido
todo de Dios gratuitamente, es decir sin ningún mérito, aprende a
dar a los demás gratuitamente. Hoy con frecuencia la gratuidad no
forma parte de la vida cotidiana, donde todo se vende y se compra. La
limosna nos ayuda a vivir la gratuidad del don, que es libertad de la
obsesión de la posesión, del miedo de perder lo que se tiene, de la
tristeza de quien no quiere compartir con los demás el propio
bienestar.
Con sus invitaciones a
la conversión, la Cuaresma viene providencialmente a despertarnos, a
despabilarnos del entumecimiento, del riesgo de ir adelante por
inercia. La exhortación que el Señor nos dirige por medio del
profeta Joel es fuerte y clara: “Vuelvan a mí de todo corazón”
(Jl 2, 12).
¿Por qué debemos
volver a Dios? ¡Porque algo no va bien en nosotros, en la sociedad,
en la Iglesia y tenemos necesidad de cambiar, de dar un cambio, y
esto se llama tener necesidad de convertirnos!
Dios es fiel, es siempre
fiel, porque no puede renegar de sí mismo, porque es fiel y sigue
siendo rico de bondad y de misericordia, y está siempre dispuesto a
perdonar y volver a comenzar de nuevo. ¡Con esta confianza filial,
pongámonos en camino!».
sábado, 14 de febrero de 2015
LIBRO : "LAS CLARISAS EN EL PERÚ"
Con alegría presentamos
las hermanas un trabajo de investigación para responder todas las
interrogantes e informes acerca de la historia fundacional de los
monasterios y algunas fotos no exhibidas de los mismos.
Con dedicación hemos
tratado de organizar y crear este libro que de fe a los aspectos de
la existencia de cada monasterio de Clarisas en el Perú ( II orden
franciscana ). También señalar que por este medio trasmitimos
ejemplo de forma de vida y el deseo de llegar a aquellas almas
jóvenes que Dios dispuso para ser hijas de Santa Clara.
El libro cuesta S/. 50.00
a color y de empaste duro
SI DESEA ADQUIRIRLO
Las hermanas Clarisas nos
encontramos en: Jr. jauja nº 449 - Barrios Altos, Lima -Perú
Teléfono: 328-1652
Responsable Sor
Inmaculada OSC
Horario de atención:
9:00 am a 11:00 am y de 3:00 pm a 5:00 pm
sábado, 7 de febrero de 2015
V SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO.
En el evangelio se narra
la curación de la suegra de Pedro y de otros enfermos y poseídos.Es un relato lleno de frescura y simplicidad, que encierra un gran
mensaje: Jesús no se desentiende de la enfermedad, no pasa de largo
ante el que sufre, sino que se inclina y aproxima ante quienes
padecen, para curar, levantar e infundir resurrección y vida. En
toda su actividad pública Jesús se hizo “médico y medicina”
como afirma San Jerónimo.
A. Pardo
"TODO EL MUNDO TE
BUSCA."
Hoy es un buen día para
hacerse una pregunta si es que yo soy de los que buscan a Jesús:
¿Qué busco yo? Algo me invita desde dentro a buscarle. Pero ¿Qué
busco yo en él? Saber responder bien a esta pregunta va a marcar
claramente el modo de vivir la fe. Quizás me busque a mí mismo y
tengo una imagen equivocada de Jesús. ¿Le busco a Él o a las cosas
que quiero que me de?
Vemos nuestras miserias,
nuestras enfermedades, la crisis, las dificultades. Es fácil que las
cosas me agobien, ¡son tantas las que he de hacer!, y me olvido de
Él. Santa Margarita cuenta que en una de sus apariciones Jesús le
dijo: Ocúpate de mí y de mis cosas que yo me ocuparé de ti y de
las tuyas. Se trata de una llamada a descubrir al Señor presente
tanto si tengo esas necesidades cubiertas como si no las tengo.
¡Buscarle a Él!
El mismo Jesús en el
evangelio nos muestra el auténtico camino de búsqueda: Buscad,
pues, primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os
dará por añadidura. Por tanto, no os preocupéis por el mañana,
porque el mañana traerá su propia preocupación (Mt 6, 33).
lunes, 2 de febrero de 2015
LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO
LA PRESENTACIÓN DE JESÚS
EN EL TEMPLO
Fiesta: 2 de Febrero
Según la Ley de Moisés,
el primer hijo en nacer, el primogénito, le pertenecía a Dios.
Hoy 2 de febrero se
cumplen los 40 días, contando desde el 25 de diciembre, fecha en la
que celebramos el nacimiento de Jesús.
Homilía del Padre
Francisco para la Jornada de la Vida Consagrada 2014
La fiesta de la
Presentación de Jesús en el templo es llamada también fiesta del
encuentro: en la liturgia, se dice al inicio que Jesús va al
encuentro de su pueblo, es el encuentro entre Jesús y su pueblo;
cuando María y José llevaron a su niño al Templo de Jerusalén,
tuvo lugar el primer encuentro entre Jesús y su pueblo, representado
por los dos ancianos Simeón y Ana.
Ese fue un encuentro en
el seno de la historia del pueblo, un encuentro entre los jóvenes y
los ancianos: los jóvenes eran María y José, con su recién
nacido; y los ancianos eran Simeón y Ana, dos personajes que
frecuentaban siempre el Templo.
Observemos lo que el
evangelista Lucas nos dice de ellos, cómo les describe. De la Virgen
y san José repite cuatro veces que querían cumplir lo que estaba
prescrito por la Ley del Señor (cf. Lc 2, 22.23.24.27). Se entiende,
casi se percibe, que los padres de Jesús tienen la alegría de
observar los preceptos de Dios, sí, la alegría de caminar en la Ley
del Señor. Son dos recién casados, apenas han tenido a su niño, y
están totalmente animados por el deseo de realizar lo que está
prescrito. Esto no es un hecho exterior, no es para sentirse bien,
¡no! Es un deseo fuerte, profundo, lleno de alegría. Es lo que dice
el Salmo: «Mi alegría es el camino de tus preceptos… Tu ley será
mi delicia (119, 14.77).
¿Y qué dice san Lucas
de los ancianos? Destaca más de una vez que eran conducidos por el
Espíritu Santo. De Simeón afirma que era un hombre justo y piadoso,
que aguardaba el consuelo de Israel, y que «el Espíritu Santo
estaba con él» (2, 25); dice que «el Espíritu Santo le había
revelado» que antes de morir vería al Cristo, al Mesías (v. 26); y
por último que fue al Templo «impulsado por el Espíritu» (v. 27).
De Ana dice luego que era una «profetisa» (v. 36), es decir,
inspirada por Dios; y que estaba siempre en el Templo «sirviendo a
Dios con ayunos y oraciones» (v. 37). En definitiva, estos dos
ancianos están llenos de vida. Están llenos de vida porque están
animados por el Espíritu Santo, dóciles a su acción, sensibles a
sus peticiones…
He aquí el encuentro
entre la Sagrada Familia y estos dos representantes del pueblo santo
de Dios. En el centro está Jesús. Es Él quien mueve a todos, quien
atrae a unos y a otros al Templo, que es la casa de su Padre.
Es un encuentro entre los
jóvenes llenos de alegría al cumplir la Ley del Señor y los
ancianos llenos de alegría por la acción del Espíritu Santo. Es un
singular encuentro entre observancia y profecía, donde los jóvenes
son los observantes y los ancianos son los proféticos. En realidad,
si reflexionamos bien, la observancia de la Ley está animada por el
Espíritu mismo, y la profecía se mueve por la senda trazada por la
Ley. ¿Quién está más lleno del Espíritu Santo que María? ¿Quién
es más dócil que ella a su acción?
A la luz de esta escena
evangélica miremos a la vida consagrada como un encuentro con
Cristo: es Él quien viene a nosotros, traído por María y José, y
somos nosotros quienes vamos hacia Él, conducidos por el Espíritu
Santo. Pero en el centro está Él. Él lo mueve todo, Él nos atrae
al Templo, a la Iglesia, donde podemos encontrarle, reconocerle,
acogerle y abrazarle.
Jesús viene a nuestro
encuentro en la Iglesia a través del carisma fundacional de un
Instituto: ¡es hermoso pensar así nuestra vocación! Nuestro
encuentro con Cristo tomó su forma en la Iglesia mediante el carisma
de un testigo suyo, de una testigo suya. Esto siempre nos asombra y
nos lleva a dar gracias.
Y también en la vida
consagrada se vive el encuentro entre los jóvenes y los ancianos,
entre observancia y profecía. No lo veamos como dos realidades
contrarias. Dejemos más bien que el Espíritu Santo anime a ambas, y
el signo de ello es la alegría: la alegría de observar, de caminar
en la regla de vida; y la alegría de ser conducidos por el Espíritu,
nunca rígidos, nunca cerrados, siempre abiertos a la voz de Dios que
habla, que abre, que conduce, que nos invita a ir hacia el horizonte.
Hace bien a los ancianos
comunicar la sabiduría a los jóvenes; y hace bien a los jóvenes
recoger este patrimonio de experiencia y de sabiduría, y llevarlo
adelante, no para custodiarlo en un museo, sino para llevarlo
adelante afrontando los desafíos que la vida nos presenta, llevarlo
adelante por el bien de las respectivas familias religiosas y de toda
la Iglesia.
Que la gracia de este
misterio, el misterio del encuentro, nos ilumine y nos consuele en
nuestro camino. Amén.
Papa Francisco
viernes, 30 de enero de 2015
jueves, 29 de enero de 2015
Libro "Las almas del purgatorio: El diario espiritual y vida anónima de Úrsula de Jesús.
La vida de la negra
donada Úrsula de Jesús (1604-1666) ha sido hasta el momento uno de
los secretos mejor guardados de la historia colonial del Perú. La
publicación de una versión modernizada de su vida espiritual, que
escribiera Úrsula a pedido de su confesor franciscano, nos permite
escuchar la voz de una mujer que pasó de esclava a donada mística.
El diario de Úrsula
comparte las complejidades de la vida monástica con sus ideas sobre
el purgatorio, pero también demuestra la espiritualidad barroca
católica desde la perspectiva de una mística negra que sufría el
racismo y las desigualdades de la época. La introducción, escrita
por Nancy E. van Deusen, ubica el texto de Úrsula dentro del milieu
de espiritualidad femenina de la época medieval y moderna, y explora
el poder de la palabra escrita.
El texto impreso también
contiene una versión modernizada del diario espiritual escrito por
Úrsula de Jesús y el CD que lo acompaña incluye una transcripción
original del diario de Úrsula, las imágenes digitalizadas del
diario y una transcripción modernizada de una Vida de Úrsula,
escrita por un franciscano anónimo.
SI DESEA ADQUIRIRLO
Las hermanas Clarisas nos
encontramos en: Jr. jauja nº 449 - Barrios Altos, Lima -Perú
Teléfono: 328-1652
Horario de atención:
9:00 am a 11:00 am y de 3:00 pm a 5:00 pm
sábado, 24 de enero de 2015
III SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO.
El evangelio de San
Marcos nos hace reflexionar dos aspectos importantes:
En la primera parte
Jesús, al enterarse de que Juan el Bautista había sido entregado en
manos de Herodes Antipas, dejó Judea y marchó a Galilea, donde
proclamaba la Buena Nueva de Dios, diciendo: «Se ha cumplido
el tiempo y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la
Buena Nueva».En estas palabras se describe, el Reino de
Dios, exige de los hombres una conversión total del pensar y
querer, y fe. Conversión y fe forman en conjunto un solo acto, una
determinada posición religiosa del hombre ante Dios. Todo esto es lo
que debemos considerar “con los ojos y el corazón de la Virgen
María” mientras contemplamos el tercer misterio luminoso del
Santo Rosario: “El anuncio del Reino y el llamado a la conversión”.
La segunda parte del
Evangelio de hoy relata la vocación de los primeros cuatro
discípulos de Jesús. “ Vengan conmigo y los haré
pescadores de hombres” Ellos recibieron la llamada de Jesús
como un Evangelio. Se deduce del resultado: “dejándolo todo lo
siguieron”. Debemos observar dos circunstancias. Los primeros
discípulos de Jesús “eran pescadores”. Tenían esta noble
profesión, pero al presentarse Jesús en sus vidas y llamarlos,
“dejaron las redes”, es decir, cambiaron de vida. Debemos
observar también que eran dos pares de hermanos: Simón y Andrés
eran hermanos, Santiago y Juan eran hermanos.
CONVERSIÓN DE SAN PABLO
Judío de la tribu de
Benjamín, Saulo fue enviado por sus padres desde muy joven a
Jerusalén, donde se instruyó en la Ley de Moisés con el fariseo
Gamaliel. Luego, ingresó a la severa secta de los fariseos,
convirtiéndose en un perseguidor y enemigo de Cristo. Lo apasionado
de su persecución lo llevó a ofrecerse al sumo sacerdote para ir a
Damasco a arrestar a todos los judíos que confesaran a Jesús, pero
Dios decidió mostrar su misericordia y paciencia con Saulo y ya
cerca de Damasco, una luz del cielo brilló sobre él y sus
compañeros, cegándolo por espacio de tres días, tiempo en el que
permaneció en casa de un judío llamado Judas, sin comer ni beber.
Por revelación de
Cristo, el cristiano Ananías fue al encuentro de Saulo, quien
recuperó la vista y se convirtió, accediendo al bautismo y
predicando en las sinagogas al Hijo de Dios, con gran asombro de sus
oyentes. Así el antiguo perseguidor blasfemo se convirtió en
apóstol y fue elegido por Dios, como uno de sus principales
instrumentos para la conversión del mundo.
aciprensa.
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