miércoles, 6 de enero de 2016

EPIFANÍA DEL SEÑOR



 El sagrado misterio de la Epifanía está referido en el evangelio de san Mateo. Al llegar los magos a Jerusalén, éstos preguntaron en la corte el paradero del "Rey de los judíos". Los maestros de la ley supieron informarles que el Mesías del Señor debía nacer en Belén, la pequeña ciudad natal de David; sin embargo fueron incapaces de ir a adorarlo junto con los extranjeros. Los magos, llegados al lugar donde estaban el niño con María su madre, ofrecieron oro, incienso y mirra, sustancias preciosas en las que la tradición ha querido ver el reconocimiento implícito de la realeza mesiánica de Cristo (oro), de su divinidad (incienso) y de su humanidad (mirra).








domingo, 9 de agosto de 2015

Jesús dice, yo soy el pan que baja del cielo

El Santo Padre indicó que hoy continúa la lectura del sexto capítulo del Evangelio de Juan, en el que Jesús, tras realizar el milagro de la multiplicación de los panes, “explica a la gente el significado de aquel ‘signo’”.
El Papa recordó que “como había hecho antes con la Samaritana, a partir de la experiencia de la sed y del signo del agua, Jesús aquí parte de la experiencia del hambre y del signo del pan, para revelarse e invitarnos a creer en Él”.
“La gente lo busca, la gente lo escucha, porque se ha quedado entusiasmada con el milagro: ¡querían hacerlo rey! Pero cuando Jesús afirma que el verdadero pan, donado por Dios, es Él mismo, muchos se escandalizan, no comprenden, y comienzan a murmurar entre ellos”.
Ante esto, dijo el Papa, “Jesús responde: ‘Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me envió’, y añade ‘Les aseguro que el que cree, tiene Vida eterna’.
“Nos sorprende, y nos hace reflexionar esta palabra del Señor: ‘Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre’, ‘el que cree en mí, tiene Vida eterna’. Nos hace reflexionar”.
Francisco destacó que “esta palabra se introduce en la dinámica de la fe, que es una relación: la relación entre la persona humana, todos nosotros, y la Persona de Jesús, donde un papel decisivo juega el Padre, y naturalmente, también el Espíritu Santo, que está implícito aquí”.
El Santo Padre subrayó que “no basta encontrar a Jesús para creer en Él, no basta leer la Biblia, el Evangelio: esto es importante ¿eh? Pero no basta. No basta ni siquiera asistir a un milagro, como aquel de la multiplicación de los panes”.
“Muchas personas estuvieron en estrecho contacto con Jesús y no le creyeron, es más, también lo despreciaron y condenaron”, recordó, para luego cuestionarse “¿por qué, esto? ¿No fueron atraídos por el padre? No: esto sucedió porque su corazón estaba cerrado a la acción del Espíritu de Dios. Y si tú tienes el corazón cerrado la fe no entra”.

En cambio, destacó, “la fe, que es como una semilla en lo profundo del corazón, florece cuando nos dejamos ‘atraer’ por el Padre hacia Jesús, y ‘vamos a Él’ con ánimo abierto, con corazón abierto, sin prejuicios; entonces reconocemos en su rostro el Rostro de Dios y en sus palabras la Palabra de Dios, porque el Espíritu Santo nos ha hecho entrar en la relación de amor y de vida que hay entre Jesús y Dios Padre. Y allí nosotros recibimos el don, el regalo de la fe”.
Con esta actitud de fe, dijo el Papa, “podemos comprender el sentido del ‘Pan de la vida’ que Jesús nos dona, y que Él expresa de esta manera: ‘Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo”.

domingo, 14 de junio de 2015

XI TIEMPO ORDINARIO: LA SEMILLA QUE CRECE...Y EL GRANO DE MOSTAZA.

La primera parte del texto de hoy corresponde a la parábola de la semilla que crece de día y de noche. Subraya el contraste entre la venida del Reino de Dios, simbolizada en la semilla sembrada y la impotencia del labrador para hacerla germinar y crecer. El Reino es la semilla que crece por sí misma sin que el campesino sepa cómo.


Se afirma la prioridad absoluta de Dios, frente a la cual no tiene sentido pensar que su Reino depende de la actividad humana, o que se rige según los criterios mundanos que regulan las relaciones de producción. El cristiano sabe que, después de ponerlo que está de su parte para colaborar en el crecimiento del Reino, ha de abandonarlo todo en manos de Dios que hace mucho más que lo que nosotros podemos realizar. En este sentido es famosa la frase atribuida a S. Ignacio: «Pon de tu parte como si todo dependiera de ti y no de Dios, pero confía como si todo dependiera de Dios y no de ti».

Se podría decir también: «Confía en Dios sin olvidarte jamás de hacer todo lo que puedas por ti mismo; trabaja sin olvidar jamás que,en definitiva, todo depende solamente de la gracia de Dios» (H. Rahner). Este pensamiento corresponde a lo que el mismo Jesús dice en el evangelio de Lucas: Cuando hayan hecho lo que se les había mandado digan: Siervos inútiles somos, hemos hecho lo que debíamos hacer (Lc 17,10).

Dejarle el resultado final a Dios, después de haber obrado con firmeza y perseverancia, mantenerse fiel en el buen propósito, aunque muchas veces no sea posible conocer los resultados, creer con confianza absoluta en el poder de Dios que obra muy por encima de lo que nuestras débiles fuerzas pueden lograr, este es el modo de andar en la vida como Jesús nos enseña. En nuestro esfuerzo diario por encarnar en nosotros mismos, en nuestra familia y en la sociedad los valores del evangelio, la actitud de responsabilidad que va unida a la confianza nos libra de todo voluntarismo ingenuo y de la angustia que se siente por creer que el éxito depende únicamente de nuestra propia capacidad. Dios es quien hace germinar y crecer y fructificar la semilla que el hombre siembra.

En un mundo que exacerba el sentido de la propia eficacia y del éxito personal, es muy fácil caer en el cansancio y en el desaliento. Se vive para el trabajo y la producción, y otras realidades de la vida humana, como la atención de la familia y el cultivo de nuestra vida espiritual, pierden valor y se descuidan. El resultado tantas veces comprobado es la incomunicación, la falta del sentido de lo gratuito, es decir, de aquellas cosas cuyo valor no es económico pero que son imprescindibles para poder mantener unas relaciones verdaderamente humanas con los demás, con nuestro propio interior y con Dios. No hay tiempo para nada, porque no se valora ese tiempo “perdido” que es la dedicación al hogar, el simple estar a gusto con las personas queridas, la expresión del afecto y, en el plano religioso, la oración, la meditación, la lectura de la Biblia, el silencio interior y exterior. Incluso para todo cristiano maduro que orienta su vida profesional a la construcción de un país más humano y dichoso para todos, es una necesidad el recordar que no siempre sus esfuerzos obtendrán el éxito esperado y que el Reino de Dios es mucho más que una construcción humana, razón por la cual hay que mantener la confianza en el Padre y no olvidar nunca que Dios es siempre más.

La segunda parte del texto es la parábola del granito de mostaza, símbolo del Reino en acción. Como la semilla de mostaza, el Reino tiene apariencia casi insignificante, casi invisible, y hay que discernir para reconocerlo. Actúa en la historia como actuó Jesús: en pobreza, sin poder religioso ni político. Su conocimiento está reservado a los pequeños y sencillos.


La parábola hace pensar en Cristo, grano caído en tierra, Dios que se abaja para asumir nuestra condición humana y se revela haciéndose un Niño que nace en un pesebre. Hay aquí una invitación a entrar por los caminos de Dios, por la lógica del Reino: según la cual, el mayor es quien se ha hecho el más pequeño de todos (Lc 9,48; 22,26 ss.). La parábola nos libra de todo delirio de grandeza. 

lunes, 27 de abril de 2015

27 DE ABRIL FESTIVIDAD DE SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO.



Nace el 16 de mayo de 1579.

Santo Toribio de Mogrovejo llegó al Perú el 11 de marzo de 1581. En ese momento la diócesis a él encomendada tenía más de 6 millones de kilómetros cuadrados. Su labor como obispo fue extraordinaria. Desde el primer día se impuso un horario riguroso. No tenía tiempo para sí mismo sino sólo para Dios y los demás. Para Dios, pues aparte de la celebración diaria de la Santa Misa, pasaba largos ratos de oración. Y el tiempo dedicado a los demás se manifestó en todas las labores evangelizadoras que impulsó.


Nuestro Padre Santo Toribio no pudo ver su obra terminada, del monasterio de Santa Clara Barrios Altos_Lima. Él como cuenta la historia trabajó muchas veces en la fabricación de los adobes para las paredes del monasterio; pero falleció el 23 de marzo de 1606, dejando como recuerdo para sus queridas hijas su corazón que hasta el día de hoy se conserva en un relicario.

Respecto a su labor pastoral entre los pueblos indígenas, buscaba la manera de hacerse entender por estos, bien fuera aprendiendo y hablándoles en su propia lengua o, cuando la lengua de éstos le era desconocida, buscando otras maneras, como varias veces le sucedió. Su interés por los indígenas no se limitaba a la evangelización, pues se empeñó en mejorar sus condiciones de vida, especialmente de aquellos empleados en las grandes propiedades rurales y en las minas. Reivindicó que sus derechos fuesen debidamente respetados por los españoles y que hubiese verdadera armonía entre las clases sociales, como preconizaba la Escuela de Salamanca, que había conocido en sus años de estudio en España.

Durante su trabajo episcopal en Lima, Santo Toribio de Mogrovejo convocó y presidió el III Concilio Límense (1582-1583), al cual asistieron prelados de toda Hispanoamérica, y en el que se trataron asuntos relativos a la evangelización de los indígenas. De esta asamblea se obtuvieron importantes normas de pastoral, como la predicación en las lenguas nativas, para lo cual fue creada una facultad de lenguas nativas en la Universidad de San Marcos y la catequesis a los esclavos negros, así como la impresión del catecismo en idiomas castellano, quechua y aymara que se constituirían en los primeros textos impresos en Sudamérica.

Fundó el primer Seminario Americano en Lima en 1591 que en la actualidad lleva su nombre.Institución apoyada económica, humana y espiritualmente por todo el pueblo peruano.

De sus raíces, de su objetivo inicial, nos habla claramente la Carta de Santo Toribio al Rey Felipe II, 21 de marzo de 1591: «Deseando, en conformidad del Santo Concilio de Trento, se fundase un colegio Seminario para la gente pobre de estas provincias, donde pidiesen ser bien instruidos y enseñados, y salir nuevas plantas en aprovechamiento de estos naturales». De sus frutos, pudo decir con razón Juan Pablo II al Cardenal Augusto Vargas Alzamora, en carta de 7 de diciembre de 1990: “El nombramiento de su primer Rector, el 7 de diciembre de 1590, ha considerado como el acto fundacional del Seminario. La iniciativa estaba destinada a perdurar y dar copiosos frutos, de manera que al celebrar hoy sus 400 años de existencia vienen a mi mente las palabras de Jesús, que pueden aplicarse al santo Fundador: «Os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca»(Jn 15, 16).”

Hizo construir caminos, escuelas, varias capillas, hospitales, conventos.En obediencia a las directrices dictadas en el Concilio de Trento, se propuso reunir a los sacerdotes y obispos de América para promulgar leyes acerca del comportamiento que deben tener los católicos, para lo cual congregó a trece sínodos diocesanos y tres concilios provinciales. Insistió y obtuvo que los religiosos aceptaran parroquias en sitios supremamente pobres. Gracias a sus gestiones, el número de parroquias o centros de evangelización en su Arquidiócesis, aumentó de 150 a 250 parroquias en su territorio, al momento de su fallecimiento veinticinco años después.

El 23 de marzo de 1606, un jueves santo, dejó de existir para la tierra pero comenzó a vivir en cielo. Fue beatificado el 28 de junio de 1679 por el Papa Inocencio XI y canonizado el 10 de diciembre de 1726 por Benedicto XIII. El año 1983, el Santo Juan Pablo II  nombró a Santo Toribio de Mogrovejo como Patrono del episcopado latinoamericano.

FOTOS DE LA CELEBRACIÓN EUCARISTICA POR LA FESTIVIDAD DE SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO 2015






domingo, 5 de abril de 2015

Mensaje Pascual del Papa Francisco y bendición urbi et orbi 2015


Queridos hermanos y hermanas, ¡Feliz Pascua!
¡Jesucristo ha resucitado!
El amor ha derrotado al odio, la vida ha vencido a la muerte, la luz ha disipado la oscuridad.
Jesucristo, por amor a nosotros, se despojó de su gloria divina; se vació de sí mismo, asumió la forma de siervo y se humilló hasta la muerte, y muerte de cruz. Por esto Dios lo ha exaltado y le ha hecho Señor del universo. Jesús es el Señor.
Con su muerte y resurrección, Jesús muestra a todos la vía de la vida y la felicidad: y esta vía es la humildad, que comporta la humillación. Este es el camino que conduce a la gloria. Sólo quien se humilla pueden ir hacia los «bienes de allá arriba», a Dios (cf. Col 3,1-4). El orgulloso mira «desde arriba hacia abajo», el humilde, «desde abajo hacia arriba».
La mañana de Pascua, advertidos por las mujeres, Pedro y Juan corrieron al sepulcro y lo encontraron abierto y vacío. Entonces, se acercaron y se «inclinaron» para entrar en la tumba. Para entrar en el misterio hay que «inclinarse», abajarse. Sólo quien se abaja comprende la glorificación de Jesús y puede seguirlo en su camino.
El mundo propone imponerse a toda costa, competir, hacerse valer... Pero los cristianos, por la gracia de Cristo muerto y resucitado, son los brotes de otra humanidad, en la cual tratamos de vivir al servicio de los demás, de no ser altivos, sino disponibles y respetuosos.
Esto no es debilidad, sino autentica fuerza. Quién lleva en sí el poder de Dios, de su amor y su justicia, no necesita usar violencia, sino que habla y actúa con la fuerza de la verdad, de la belleza y del amor.
Imploremos hoy al Señor resucitado la gracia de no ceder al orgullo que fomenta la violencia y las guerras, sino que tengamos el valor humilde del perdón y de la paz. Pedimos a Jesús victorioso que alivie el sufrimiento de tantos hermanos nuestros perseguidos a causa de su nombre, así como de todos los que padecen injustamente las consecuencias de los conflictos y las violencias que se están produciendo. Son muchas.
Roguemos ante todo por la amada Siria e Irak, para que cese el fragor de las armas y se restablezca una buena convivencia entre los diferentes grupos que conforman estos amados países. Que la comunidad internacional no permanezca inerte ante la inmensa tragedia humanitaria dentro de estos países y el drama de tantos refugiados.
Imploremos la paz para todos los habitantes de Tierra Santa. Que crezca entre israelíes y palestinos la cultura del encuentro y se reanude el proceso de paz, para poner fin a años de sufrimientos y divisiones.
Pidamos la paz para Libia, para que se acabe con el absurdo derramamiento de sangre por el que está pasando, así como toda bárbara violencia, y para que cuantos se preocupan por el destino del país se esfuercen en favorecer la reconciliación y edificar una sociedad fraterna que respete la dignidad de la persona. Y esperemos que también en Yemen prevalezca una voluntad común de pacificación, por el bien de toda la población.
Al mismo tiempo, encomendemos con esperanza al Señor que es tan misericordioso el acuerdo alcanzado en estos días en Lausana, para que sea un paso definitivo hacia un mundo más seguro y fraterno.
Supliquemos al Señor resucitado el don de la paz en Nigeria, Sudán del Sur y diversas regiones del Sudán y la República Democrática del Congo. Que todas las personas de buena voluntad eleven una oración incesante por aquellos que perdieron su vida ?y pienso muy especialmente en los jóvenes asesinados el pasado jueves en la Universidad de Garissa, en Kenia?, los que han sido secuestrados, los que han tenido que abandonar sus hogares y sus seres queridos.
Que la resurrección del Señor haga llegar la luz a la amada Ucrania, especialmente a los que han sufrido la violencia del conflicto de los últimos meses. Que el país reencuentre la paz y la esperanza gracias al compromiso de todas las partes interesadas.
Pidamos paz y libertad para tantos hombres y mujeres sometidos a nuevas y antiguas formas de esclavitud por parte de personas y organizaciones criminales. Paz y libertad para las víctimas de los traficantes de droga, muchas veces aliados con los poderes que deberían defender la paz y la armonía en la familia humana. E imploremos la paz para este mundo sometido a los traficantes de armas, que ganan con la sangre de hombres y mujeres.
Y que a los marginados, los presos, los pobres y los emigrantes, tan a menudo rechazados, maltratados y desechados; a los enfermos y los que sufren; a los niños, especialmente aquellos sometidos a la violencia; a cuantos hoy están de luto; y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, llegue la voz consoladora y sanadora del Señor Jesús: «La paz esté con ustedes». (Lc 24,36). «No teman, he resucitado y siempre estaré con ustedes» (cf. Misal Romano, Antífona de entrada del día de Pascua)
Saludos de Pascua del Santo Padre
Queridos  hermanos y hermanas,
Deseo dirigir mis augurios de Feliz Pascua a todos ustedes que han venido a esta plaza de diversos países, como también a cuantos están conectados a través de los medios de comunicación social.
Lleven en a sus casas y a quienes encuentran el alegre anuncio que ha resucitado el Señor de la vida, llevando consigo amor, justicia, respeto y perdón.
Gracias por su presencia, por su oración y por el entusiasmo de su fe. Un pensamiento especial y agradecido por el don de las flores, que también este años previenen de los Países Bajos.
 ¡Feliz Pascua a todos!

viernes, 27 de marzo de 2015

EL SEÑOR DE BURGOS



Es una escultura con leyenda y se mantiene por fortuna; los fieles entran por una pequeña puerta que da al exterior.
Dicen que en 1765 su imagen se apareció en una visión cuando rezaba en el huerto la madre priora Sor Jerónima de Jesús, y le dijo que quería que se le hiciera en ese lugar una capilla. En la noche ella lo vio nuevamente en sueños indicándole que no se preocupara en buscar escultor que éste lo llevaría. La sorpresa de la madre no tuvo límites cuando se presentó un agustino y le dijo que le traía una talla de un Cristo Crucificado: su precio era de 400 pesos. La madre reunió 300 y le rogó un descuento. Aquel dijo que la imagen era una buena talla y que se la habían pedido para Chile pero no pudo llevarla porque cada vez que embarcaba el mar se encrespaba. No había trato y quiso levantarlo para llevárselo pero no pudo. La imagen había duplicado su peso. Buscó unos hombres y cuando quiso moverlo, la cruz se enraizó en el piso de la portería, de los brazos y del cabezal salieron ramas frondosas y comenzó un tremendo vendaval. Asustado, el autor aceptó la cantidad ofrecida y lo dejó. Actualmente, los devotos de los Barrios Altos visitan al Señor de Burgos, sobre todo en Semana Santa.
Una de las imágenes más veneradas de nuestro Monasterio es la del Señor de Burgos, conocida por el Cristo milagroso que tantas gracias y favores colmó y sigue colmando a sus devotos.
Los sucesivos terremotos que asolaron Lima debilitaron casi siempre en gran parte el templo; por ello tuvo que pasar por tres restauraciones y hoy en día necesita una cuarta restauración.
Pero lo que perdura y es cada vez más fuerte es el amor de todas aquellas hermanas nuestras que pasaron dando ejemplo de santidad y entrega al servicio de Dios y de los hermanos.
En ningún momento de nuestra historia la fraternidad de hermanas Clarisas se mostró indiferente ante los peligros eminentes de catástrofes naturales, guerras, y la extrema pobreza que varias veces desoló nuestro país. Como otras “Claras”, desde los torreones del silencio de su monasterio defendieron con fe inquebrantable a su Divino Esposo conservando la armonía y la paz de todos los peruanos; almas eucarísticas que supieron dar todo de sí por Amor, con el Amor y para el Amor.
Se acerca un nuevo despertar, no debemos de dejarlo pasar, pues con el reconstruimos el presente y seguimos amando en el futuro. Son cuatro siglos de presencia clariana en la ciudad de Lima y nunca se apagó la lámpara del sagrario; muchas almas consagradas pidiendo al Señor por la conversión del mundo entero, las necesidades de la Iglesia y la salud del Papa: “constructoras y sostenedoras de los miembros vacilantes de Cristo, la Iglesia”
fuente Juan Orrego.

 

miércoles, 18 de febrero de 2015

MIERCOLES DE CENIZA


TRES CONSEJOS DEL PAPA FRANCISCO PARA LA CUARESMA: ORACIÓN, AYUNO Y LIMOSNA

«La característica de la cuaresma, de este tiempo de gracia, es la conversión del corazón. Estamos invitados a emprender un camino en el que, desafiando la rutina, nos esforcemos por abrir los ojos y los oídos, pero sobre todo, a abrir el corazón, para ir más allá de nuestra “pequeña huerta”. Abrirnos a Dios y a los hermanos.

Es un itinerario que comprende la cruz y la renuncia. El Evangelio indica los elementos de este camino espiritual: la oración, el ayuno y la limosna (Cfr. Mt 6,1-6.16-18). Los tres comportan la necesidad de no dejarse dominar por las cosas que aparecen: lo que cuenta no es la apariencia; el valor de la vida no depende de la aprobación de los demás o del éxito, sino de cuanto tenemos dentro.
1- El primer elemento es la oración. La oración es la fuerza del cristiano y de cada persona creyente. En la debilidad y en la fragilidad de nuestra vida, nosotros podemos dirigirnos a Dios con confianza de hijos y entrar en comunión con Él. Ante tantas heridas que nos hacen mal y que nos podrían endurecer el corazón, estamos llamados a zambullirnos en el mar de la oración, que es el mar del amor ilimitado de Dios, para gustar su ternura.
La Cuaresma es tiempo de oración, de una oración más intensa, más tiempo de oración, más asidua, más capaz de hacerse cargo de las necesidades de los hermanos, oración de intercesión, para interceder ante Dios por tantas situaciones de pobreza y de sufrimiento.
2- El ayuno. Debemos estar atentos a no hacer un ayuno formal, o que en verdad nos “sacia” porque nos hace sentir tranquilos. El ayuno tiene sentido si verdaderamente hace mella nuestra seguridad, y si de él se deriva un beneficio para los demás, si nos ayuda a cultivar el estilo del Buen Samaritano, que se inclina sobre el hermano en dificultad y se hace cargo de él.
El ayuno comporta la elección de una vida sobria en su estilo, que no derrocha, una vida que no “descarta”. Ayunar nos ayuda a entrenar el corazón a lo esencial y al compartir. Es un signo de toma de conciencia y de responsabilidad frente a las injusticias, a los atropellos, especialmente con respecto a los pobres y a los pequeños, y es signo de la confianza que ponemos en Dios y en su providencia.
3- La limosna: indica la gratuidad, porque en la limosna se da a alguien de quien no se espera recibir algo a cambio. La gratuidad debería ser una de las características del cristiano, que, consciente de haber recibido todo de Dios gratuitamente, es decir sin ningún mérito, aprende a dar a los demás gratuitamente. Hoy con frecuencia la gratuidad no forma parte de la vida cotidiana, donde todo se vende y se compra. La limosna nos ayuda a vivir la gratuidad del don, que es libertad de la obsesión de la posesión, del miedo de perder lo que se tiene, de la tristeza de quien no quiere compartir con los demás el propio bienestar.
Con sus invitaciones a la conversión, la Cuaresma viene providencialmente a despertarnos, a despabilarnos del entumecimiento, del riesgo de ir adelante por inercia. La exhortación que el Señor nos dirige por medio del profeta Joel es fuerte y clara: “Vuelvan a mí de todo corazón” (Jl 2, 12).
¿Por qué debemos volver a Dios? ¡Porque algo no va bien en nosotros, en la sociedad, en la Iglesia y tenemos necesidad de cambiar, de dar un cambio, y esto se llama tener necesidad de convertirnos!
Dios es fiel, es siempre fiel, porque no puede renegar de sí mismo, porque es fiel y sigue siendo rico de bondad y de misericordia, y está siempre dispuesto a perdonar y volver a comenzar de nuevo. ¡Con esta confianza filial, pongámonos en camino!».
 

sábado, 14 de febrero de 2015

LIBRO : "LAS CLARISAS EN EL PERÚ"


Con alegría presentamos las hermanas un trabajo de investigación para responder todas las interrogantes e informes acerca de la historia fundacional de los monasterios y algunas fotos no exhibidas de los mismos.

Con dedicación hemos tratado de organizar y crear este libro que de fe a los aspectos de la existencia de cada monasterio de Clarisas en el Perú ( II orden franciscana ). También señalar que por este medio trasmitimos ejemplo de forma de vida y el deseo de llegar a aquellas almas jóvenes que Dios dispuso para ser hijas de Santa Clara.

El libro cuesta S/. 50.00 a color y de empaste duro

SI DESEA ADQUIRIRLO

Las hermanas Clarisas nos encontramos en: Jr. jauja nº 449 - Barrios Altos, Lima -Perú

Teléfono: 328-1652

Responsable Sor Inmaculada OSC

Horario de atención: 9:00 am a 11:00 am y de 3:00 pm a 5:00 pm

sábado, 7 de febrero de 2015

V SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO.


En el evangelio se narra la curación de la suegra de Pedro y de otros enfermos y poseídos.Es un relato lleno de frescura y simplicidad, que encierra un gran mensaje: Jesús no se desentiende de la enfermedad, no pasa de largo ante el que sufre, sino que se inclina y aproxima ante quienes padecen, para curar, levantar e infundir resurrección y vida. En toda su actividad pública Jesús se hizo “médico y medicina” como afirma San Jerónimo.
A. Pardo

"TODO EL MUNDO TE BUSCA."
Hoy es un buen día para hacerse una pregunta si es que yo soy de los que buscan a Jesús: ¿Qué busco yo? Algo me invita desde dentro a buscarle. Pero ¿Qué busco yo en él? Saber responder bien a esta pregunta va a marcar claramente el modo de vivir la fe. Quizás me busque a mí mismo y tengo una imagen equivocada de Jesús. ¿Le busco a Él o a las cosas que quiero que me de?

Vemos nuestras miserias, nuestras enfermedades, la crisis, las dificultades. Es fácil que las cosas me agobien, ¡son tantas las que he de hacer!, y me olvido de Él. Santa Margarita cuenta que en una de sus apariciones Jesús le dijo: Ocúpate de mí y de mis cosas que yo me ocuparé de ti y de las tuyas. Se trata de una llamada a descubrir al Señor presente tanto si tengo esas necesidades cubiertas como si no las tengo. ¡Buscarle a Él!
El mismo Jesús en el evangelio nos muestra el auténtico camino de búsqueda: Buscad, pues, primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os preocupéis por el mañana, porque el mañana traerá su propia preocupación (Mt 6, 33).

lunes, 2 de febrero de 2015

LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO


LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO

Fiesta: 2 de Febrero

Según la Ley de Moisés, el primer hijo en nacer, el primogénito, le pertenecía a Dios.

Hoy 2 de febrero se cumplen los 40 días, contando desde el 25 de diciembre, fecha en la que celebramos el nacimiento de Jesús.
 

Homilía del Padre Francisco para la Jornada de la Vida Consagrada 2014

La fiesta de la Presentación de Jesús en el templo es llamada también fiesta del encuentro: en la liturgia, se dice al inicio que Jesús va al encuentro de su pueblo, es el encuentro entre Jesús y su pueblo; cuando María y José llevaron a su niño al Templo de Jerusalén, tuvo lugar el primer encuentro entre Jesús y su pueblo, representado por los dos ancianos Simeón y Ana.

Ese fue un encuentro en el seno de la historia del pueblo, un encuentro entre los jóvenes y los ancianos: los jóvenes eran María y José, con su recién nacido; y los ancianos eran Simeón y Ana, dos personajes que frecuentaban siempre el Templo.

Observemos lo que el evangelista Lucas nos dice de ellos, cómo les describe. De la Virgen y san José repite cuatro veces que querían cumplir lo que estaba prescrito por la Ley del Señor (cf. Lc 2, 22.23.24.27). Se entiende, casi se percibe, que los padres de Jesús tienen la alegría de observar los preceptos de Dios, sí, la alegría de caminar en la Ley del Señor. Son dos recién casados, apenas han tenido a su niño, y están totalmente animados por el deseo de realizar lo que está prescrito. Esto no es un hecho exterior, no es para sentirse bien, ¡no! Es un deseo fuerte, profundo, lleno de alegría. Es lo que dice el Salmo: «Mi alegría es el camino de tus preceptos… Tu ley será mi delicia (119, 14.77).

¿Y qué dice san Lucas de los ancianos? Destaca más de una vez que eran conducidos por el Espíritu Santo. De Simeón afirma que era un hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel, y que «el Espíritu Santo estaba con él» (2, 25); dice que «el Espíritu Santo le había revelado» que antes de morir vería al Cristo, al Mesías (v. 26); y por último que fue al Templo «impulsado por el Espíritu» (v. 27). De Ana dice luego que era una «profetisa» (v. 36), es decir, inspirada por Dios; y que estaba siempre en el Templo «sirviendo a Dios con ayunos y oraciones» (v. 37). En definitiva, estos dos ancianos están llenos de vida. Están llenos de vida porque están animados por el Espíritu Santo, dóciles a su acción, sensibles a sus peticiones…

He aquí el encuentro entre la Sagrada Familia y estos dos representantes del pueblo santo de Dios. En el centro está Jesús. Es Él quien mueve a todos, quien atrae a unos y a otros al Templo, que es la casa de su Padre.

Es un encuentro entre los jóvenes llenos de alegría al cumplir la Ley del Señor y los ancianos llenos de alegría por la acción del Espíritu Santo. Es un singular encuentro entre observancia y profecía, donde los jóvenes son los observantes y los ancianos son los proféticos. En realidad, si reflexionamos bien, la observancia de la Ley está animada por el Espíritu mismo, y la profecía se mueve por la senda trazada por la Ley. ¿Quién está más lleno del Espíritu Santo que María? ¿Quién es más dócil que ella a su acción?

A la luz de esta escena evangélica miremos a la vida consagrada como un encuentro con Cristo: es Él quien viene a nosotros, traído por María y José, y somos nosotros quienes vamos hacia Él, conducidos por el Espíritu Santo. Pero en el centro está Él. Él lo mueve todo, Él nos atrae al Templo, a la Iglesia, donde podemos encontrarle, reconocerle, acogerle y abrazarle.

Jesús viene a nuestro encuentro en la Iglesia a través del carisma fundacional de un Instituto: ¡es hermoso pensar así nuestra vocación! Nuestro encuentro con Cristo tomó su forma en la Iglesia mediante el carisma de un testigo suyo, de una testigo suya. Esto siempre nos asombra y nos lleva a dar gracias.

Y también en la vida consagrada se vive el encuentro entre los jóvenes y los ancianos, entre observancia y profecía. No lo veamos como dos realidades contrarias. Dejemos más bien que el Espíritu Santo anime a ambas, y el signo de ello es la alegría: la alegría de observar, de caminar en la regla de vida; y la alegría de ser conducidos por el Espíritu, nunca rígidos, nunca cerrados, siempre abiertos a la voz de Dios que habla, que abre, que conduce, que nos invita a ir hacia el horizonte.

Hace bien a los ancianos comunicar la sabiduría a los jóvenes; y hace bien a los jóvenes recoger este patrimonio de experiencia y de sabiduría, y llevarlo adelante, no para custodiarlo en un museo, sino para llevarlo adelante afrontando los desafíos que la vida nos presenta, llevarlo adelante por el bien de las respectivas familias religiosas y de toda la Iglesia.

Que la gracia de este misterio, el misterio del encuentro, nos ilumine y nos consuele en nuestro camino. Amén.

Papa Francisco
 
 

jueves, 29 de enero de 2015

Libro "Las almas del purgatorio: El diario espiritual y vida anónima de Úrsula de Jesús.


La vida de la negra donada Úrsula de Jesús (1604-1666) ha sido hasta el momento uno de los secretos mejor guardados de la historia colonial del Perú. La publicación de una versión modernizada de su vida espiritual, que escribiera Úrsula a pedido de su confesor franciscano, nos permite escuchar la voz de una mujer que pasó de esclava a donada mística.

El diario de Úrsula comparte las complejidades de la vida monástica con sus ideas sobre el purgatorio, pero también demuestra la espiritualidad barroca católica desde la perspectiva de una mística negra que sufría el racismo y las desigualdades de la época. La introducción, escrita por Nancy E. van Deusen, ubica el texto de Úrsula dentro del milieu de espiritualidad femenina de la época medieval y moderna, y explora el poder de la palabra escrita.

El texto impreso también contiene una versión modernizada del diario espiritual escrito por Úrsula de Jesús y el CD que lo acompaña incluye una transcripción original del diario de Úrsula, las imágenes digitalizadas del diario y una transcripción modernizada de una Vida de Úrsula, escrita por un franciscano anónimo.

SI DESEA ADQUIRIRLO

Las hermanas Clarisas nos encontramos en: Jr. jauja nº 449 - Barrios Altos, Lima -Perú

Teléfono: 328-1652

Horario de atención: 9:00 am a 11:00 am y de 3:00 pm a 5:00 pm
 

sábado, 24 de enero de 2015

III SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO.


El evangelio de San Marcos nos hace reflexionar dos aspectos importantes:
En la primera parte Jesús, al enterarse de que Juan el Bautista había sido entregado en manos de Herodes Antipas, dejó Judea y marchó a Galilea, donde proclamaba la Buena Nueva de Dios, diciendo: «Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva».En estas palabras se describe, el Reino de Dios, exige de los hombres una conversión total del pensar y querer, y fe. Conversión y fe forman en conjunto un solo acto, una determinada posición religiosa del hombre ante Dios. Todo esto es lo que debemos considerar “con los ojos y el corazón de la Virgen María” mientras contemplamos el tercer misterio luminoso del Santo Rosario: “El anuncio del Reino y el llamado a la conversión”.

La segunda parte del Evangelio de hoy relata la vocación de los primeros cuatro discípulos de Jesús. “ Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres” Ellos recibieron la llamada de Jesús como un Evangelio. Se deduce del resultado: “dejándolo todo lo siguieron”. Debemos observar dos circunstancias. Los primeros discípulos de Jesús “eran pescadores”. Tenían esta noble profesión, pero al presentarse Jesús en sus vidas y llamarlos, “dejaron las redes”, es decir, cambiaron de vida. Debemos observar también que eran dos pares de hermanos: Simón y Andrés eran hermanos, Santiago y Juan eran hermanos.

CONVERSIÓN DE SAN PABLO


Judío de la tribu de Benjamín, Saulo fue enviado por sus padres desde muy joven a Jerusalén, donde se instruyó en la Ley de Moisés con el fariseo Gamaliel. Luego, ingresó a la severa secta de los fariseos, convirtiéndose en un perseguidor y enemigo de Cristo. Lo apasionado de su persecución lo llevó a ofrecerse al sumo sacerdote para ir a Damasco a arrestar a todos los judíos que confesaran a Jesús, pero Dios decidió mostrar su misericordia y paciencia con Saulo y ya cerca de Damasco, una luz del cielo brilló sobre él y sus compañeros, cegándolo por espacio de tres días, tiempo en el que permaneció en casa de un judío llamado Judas, sin comer ni beber.
Por revelación de Cristo, el cristiano Ananías fue al encuentro de Saulo, quien recuperó la vista y se convirtió, accediendo al bautismo y predicando en las sinagogas al Hijo de Dios, con gran asombro de sus oyentes. Así el antiguo perseguidor blasfemo se convirtió en apóstol y fue elegido por Dios, como uno de sus principales instrumentos para la conversión del mundo.
aciprensa.