domingo, 14 de agosto de 2016

Domingo XX del Tiempo Ordinario - "He Venido a Traer Fuego"

Con imágenes muy explícitas, el Señor pide a los suyos que se definan por él o en contra. No acepta entre los suyos personas de “medias tintas”.Muchas veces, la vida nos obliga a tomar decisiones: si estudiamos una carrera, es necesario renunciar a otras; cuando nos enamoramos de una persona, excluimos a las segundas; y si elegimos ser honestos, no podemos mentir ni ser parte de la corrupción. Una vez que optamos, se abre un camino que nos lleva a la vida o a la destrucción
La primera imagen que señala Jesús es el fuego que él vino a traer a la tierra y que significa luz, calor, transformación, purificación y pasión. En el hogar, es fraternidad, aceptación alegre del otro y presencia querida. En las iglesias, indica la presencia eucarística del Señor: en Pascua, el cirio nos recuerda que él está resucitado y vive entre nosotros. En el Bautismo, nos entregan un cirio encendido, símbolo de nuestra fe en el Señor, la que no debemos permitir que se apague a lo largo de la vida.
El Señor era como una llama de fuego que no dejaba a nadie indiferente. Sus enemigos hicieron todo lo posible para apagarlo hasta eliminarlo.
Otra imagen es el bautismo, que Jesús quería recibir, aunque se llenaba de angustia al pensar en él. Ya había sido bautizado en el Jordán, por lo tanto, cuando el Señor expresó esto, sus discípulos entendieron que hablaba de una prueba frente a sus enemigos y adversarios, y que esta vez iría hasta el final. Jesús vino con una misión del Padre y quiere cumplirla, por lo cual necesita recibir el bautismo de la tarea encomendada.
Con estas imágenes, Jesús indica que los que caminan con él no lo hacen de manera indiferente, indecisa, especuladora o tibia. Hoy saliste de tu casa para participar de esta eucaristía. El Señor quiere que vuelvas más apasionado por él y los tuyos, y le hagas un lugar en tu corazón y en tu hogar, aunque eso te cueste mucho.
P. Aderico Dolzani,SSP

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