domingo, 18 de septiembre de 2016

Domingo XXV del Tiempo Ordinario - "Somos simples administradores"

Es increíble y meticuloso el sistema desarrollado por el hombre para atestar que es propietario de algo y asegurarse de que nadie se lo vaya a enajenar. Escrituras, contratos, acuerdos, sellos y garantías.
Cuando ya tenemos todos los documentos, nos serenamos porque somos dueños exclusivos. Todos acatamos este sistema, que es aún más minucioso en el caso de las asociaciones, de los
estados, de las multinacionales. Forma parte del culto a la propiedad. En tiempos no muy remotos, esclavitud mediante, nos adueñábamos legalmente hasta de las personas.
Sin embargo, si nos detenemos a meditar un instante, podemos ver que no somos propietarios de nada. Desnudos hemos venido al mundo y desnudos vamos a partir. Con todos esos documentos podemos solo demostrar que estamos administrando durante un breve período bienes que en el fondo pertenecen a Dios.
Si somos los felices titulares de una casa o departamento, pensemos cómo lo gestionamos para que sirva al plan de Dios. Si somos una nación soberana, ¿cómo administramos esta porción del planeta que está en nuestras manos? ¿Está en función del bien común o buscamos aprovecharnos de cualquier oportunidad para apropiarnos de lo público?
Si convivimos en una ciudad, cómo cuidamos el espacio público para que sea una morada digna para todos... Basta ver como abunda la basura para no dudar de la irresponsabilidad de ciertas actitudes.
La humanidad habita esta tierra e incursiona ya en los planetas, no obstante se comporta como dueña arruinándola y corriendo el riesgo de autodestruirse...El centro del evangelio de hoy es claro: no se puede servir a dos señores, al dinero y a Dios. En eso se nos va la vida.
 P. Aderico Dolzani,SSP


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