sábado, 17 de enero de 2015

II SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO - MAESTRO, ¿DÓNDE VIVES? ¡VEN Y VERÁS


¿Dónde vives?
Un principio lógico dice no responder nunca una pregunta con otra pregunta. Sin embargo, en la pregunta de los discípulos va implícita la respuesta a la pregunta de Jesús: ¿Dónde vives? Literalmente suena: ¿Dónde permaneces? Menein, en efecto, significa permanecer, y en forma coloquial vivir, de morar, y tiene una importancia fundamental en el cuarto evangelio, que juega con ambos sentidos. Baste recordar el capítulo 15, en donde la comunión vital con Cristo se indica precisamente con el “permanecer” en unión íntima, lo que hace posible dar frutos. Entonces, la pregunta de los discípulos va en esta línea de una comunión fructuosa de vida con él.

El proceso: venir y ver
Jesús los invita a hacer una experiencia (vengan a ver). No promete nada. No los abruma con una serie de requisitos, ni los apantalla con una serie de promesas; simplemente los invita a ver con sus propios ojos.

Venir. Es un verbo muy importante en Juan. En efecto, la fe es descrita como un venir (llegar) a Jesús (Jn 3, 21; 5, 40; 6, 35.37.45).

Ver. La experiencia personal es descrita como ver, naturalmente con los propios ojos. De hecho, nadie puede ver por nosotros y, por tanto, no se trata solamente de un ver físico, sino indica una experiencia personal que se concluye en ver más allá de la apariencia, concretamente en ver su gloria (2, 11). Si el proceso de la fe de los discípulos comienza con el ver a Jesús, para ver dónde y cómo vive y para permanecer con él, no estará completa hasta que vean su gloria y crean en él.
 
D.A.
 
 

 
 
 

sábado, 10 de enero de 2015

EL BAUTISMO DEL SEÑOR

Este texto narra la tercera manifestación de Dios que encontramos en los evangelios. La primera fue el Nacimiento de Jesús; la segunda la celebramos la semana pasada en la epifanía, y hoy la vemos en la revelación de la identidad de Jesús en su bautizo. En su estilo sencillo, Marcos nos dice que Jesús vino de Nazaret y se hizo bautizar por Juan en el Jordán. Es en ese momento que Jesús escucha las palabras: “Tu eres mi Hijo, el Amado, mi predilecto”. En los Evangelios según Lucas y Mateo, esta declaración la escucharon todos los presentes. En el caso de Marcos es una revelación más íntima y personal que sólo Jesús oye. El Hijo Amado aparece al comienzo de su vida pública identificado con el rey Mesías cuya misión no se realizará desde el poder, sino desde el testimonio humilde de su condición de servidor de todos.
Mfc.
 
 
 
 
 

domingo, 4 de enero de 2015

SANTA ÁNGELA DE FOLIGNO


Ángela nació en Umbría en 1248. Durante algún tiempo se dio a las vanidades del mundo, pero luego se alistó en la Tercera Orden Franciscana (OFS) y arrastró a muchas mujeres a su imitación. Se distinguió por su ferviente amor a Dios y al prójimo, particularmente a los pobres, y asimismo por su humildad, paciencia y pobreza. Colmada por Dios de dones celestiales, profesó gran devoción a los misterios de la vida de Cristo, y dejó admirables escritos sobre la vida espiritual, hasta merecer el sobrenombre de «maestra de teólogos». Murió en Foligno en 1309.

LINK : EL LIBRO DE LA VIDA - SANTA ÁNGELA DE FOLINGO
 

 
 
 

jueves, 1 de enero de 2015

MARÍA MADRE DE DIOS

Concilio de EfesoEn el año 431, se llevó a cabo el Concilio de Efeso donde se proclamó oficialmente que María es Madre de Dios.

"Desde un comienzo la Iglesia enseña que en Cristo hay una sola persona, la segunda persona de la Santísima Trinidad. María no es solo madre de la naturaleza, del cuerpo pero también de la persona quien es Dios desde toda la eternidad. Cuando María dio a luz a Jesús, dio a luz en el tiempo a quien desde toda la eternidad era Dios. Así como toda madre humana, no es solamente madre del cuerpo humano sino de la persona, así María dio a luz a una persona, Jesucristo, quien es ambos Dios y hombre, entonces Ella es la Madre de Dios" - Concilio de Efeso.
 
«Salve, Señora, santa Reina, santa Madre de Dios, María, que eres Virgen hecha Iglesia y elegida por el santísimo Padre del cielo, a la cual consagró Él con su santísimo amado Hijo y el Espíritu Santo Paráclito, en la cual estuvo y está toda la plenitud de la gracia y todo bien» (San Francisco, Saludo a la B.V. María).
 








sábado, 23 de agosto de 2014

Domingo XXI del Tiempo Ordinario .“Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia"


El Evangelio del día de hoy nos presenta precisamente esta verdad fundamental de nuestra fe, sobre la cual se basan nuestras certezas y seguridades sobrenaturales: ¡Jesucristo fundó realmente su Iglesia y colocó a Pedro y a sus sucesores como piedra angular de la misma!: 
“Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. A ti te daré las llaves del Reino de los cielos, y lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo; y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo”. ¡Esto es lo que da fuerza y solidez a nuestra fe, y por eso nos proclamamos, con santo orgullo, “católicos, apostólicos y romanos”!

Este es un punto fundamental que, tristemente, niegan los hermanos separados, que se autodenominan “cristianos” y que, dicho claramente, han abandonado la fe católica para pasarse a las diversas denominaciones protestantes.

En el Papa los católicos tenemos un punto firme y seguro de nuestra fe porque Jesucristo quiso edificar su Iglesia sobre Pedro y sus sucesores. En sus enseñanzas y en su Magisterio pontificio hallamos una roca inconmovible de frente a los oleajes de confusión doctrinal que hoy en día se arremolinan por doquier, sobre todo en todas esas sectas que quieren asolar y engañar a los fieles católicos. En el Papa, en los Obispos y en los sacerdotes fieles ,es decir, en todos aquellos que reconocen la autoridad del Romano Pontífice, siguen su Magisterio y transmiten sus enseñanzas, encontramos al mismo Cristo, Buen Pastor, que guía a sus ovejas a los pastos del cielo. ¡Escuchemos su voz, sigamos sus huellas, imitemos su ejemplo de amor, de santidad y de entrega incondicional para el bien de todos los hombres, nuestros hermanos.

Que éste sea hoy nuestro compromiso: de vivir, defender y proclamar nuestra fe católica, en obediencia al Papa y a nuestros pastores; y, si Dios lo permitiera, también pedirle la gracia de morir por ella, como lo hicieron un día los cristeros y todos nuestros mártires. Que Dios así nos lo conceda y desde ahora proclamemos nuestra fe con nuestras propias obras.

Autor: P. Sergio A. Córdova LC
 
  

viernes, 22 de agosto de 2014

LA CORONACIÓN DE MARÍA COMO REINA Y SEÑORA DE TODO LO CREADO.


«Una gran señal apareció en el cielo: una mujer, vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza» (Ap 12, 1).
«Finalmente, la Virgen inmaculada, preservada libre de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la tierra, fue llevada a la gloria del cielo y elevada al trono por el Señor como Reina del universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los Señores y vencedor del pecado y de la muerte» (CIC, 966).

La instituyó el papa Pío XII, en el año 1954. En su Encíclica AD CAELI REGINAM (A LA REINA DE LOS CIELOS)
“...Procuren, pues, todos acercarse ahora con mayor confianza que antes, todos cuantos recurren al trono de la gracia y de la misericordia de nuestra Reina y Madre, para pedir socorro en la adversidad, luz en las tinieblas, consuelo en el dolor y en el llanto, y, lo que más interesa, procuren liberarse de la esclavitud del pecado, a fin de poder presentar un homenaje insustituible, saturado de encendida devoción filial, al cetro real de tan grande Madre. Sean frecuentados sus templos por las multitudes de los fieles, para en ellos celebrar sus fiestas; en las manos de todos esté la corona del Rosario para reunir juntos, en iglesias, en casas, en hospitales, en cárceles, tanto los grupos pequeños como las grandes asociaciones de fieles, a fin de celebrar sus glorias. En sumo honor sea el nombre de María más dulce que el néctar, más precioso que toda joya; nadie ose pronunciar impías blasfemias, señal de corrompido ánimo, contra este nombre, adornado con tanta majestad y venerable por la gracia maternal; ni siquiera se ose faltar en modo alguno de respeto al mismo. Se empeñen todos en imitar, con vigilante y diligente cuidado, en sus propias costumbres y en su propia alma, las grandes virtudes de la Reina del Cielo y nuestra Madre amantísima. Consecuencia de ello será que los cristianos, al venerar e imitar a tan gran Reina y Madre, se sientan finalmente hermanos, y, huyendo de los odios y de los desenfrenados deseos de riquezas, promuevan el amor social, respeten los derechos de los pobres y amen la paz. Que nadie, por lo tanto, se juzgue hijo de María, digno de ser acogido bajo su poderosísima tutela si no se mostrare, siguiendo el ejemplo de ella, dulce, casto y justo, contribuyendo con amor a la verdadera fraternidad, no dañando ni perjudicando, sino ayudando y consolando.
21. En muchos países de la tierra hay personas injustamente perseguidas a causa de su profesión cristiana y privadas de los derechos humanos y divinos de la libertad: para alejar estos males de nada sirven hasta ahora las justificadas peticiones ni las repetidas protestas. A estos hijos inocentes y afligidos vuelva sus ojos de misericordia, que con su luz llevan la serenidad, alejando tormentas y tempestades, la poderosa Señora de las cosas y de los tiempos, que sabe aplacar las violencias con su planta virginal; y que también les conceda el que pronto puedan gozar la debida libertad para la práctica de sus deberes religiosos, de tal suerte que, sirviendo a la causa del Evangelio con trabajo concorde, con egregias virtudes, que brillan ejemplares en medio de las asperezas, contribuyan también a la solidez y a la prosperidad de la patria terrenal.
22. Pensamos también que la fiesta instituida por esta Carta encíclica, para que todos más claramente reconozcan y con mayor cuidado honren el clemente y maternal imperio de la Madre de Dios, pueda muy bien contribuir a que se conserve, se consolide y se haga perenne la paz de los pueblos, amenazada casi cada día por acontecimientos llenos de ansiedad. ¿Acaso no es Ella el arco iris puesto por Dios sobre las nubes, cual signo de pacífica alianza? «Mira al arco, y bendice a quien lo ha hecho; es muy bello en su resplandor; abraza el cielo con su cerco radiante y las Manos del Excelso lo han extendido». Por lo tanto, todo el que honra a la Señora de los celestiales y de los mortales —y que nadie se crea libre de este tributo de reconocimiento y de amor— la invoque como Reina muy presente, mediadora de la paz; respete y defienda la paz, que no es la injusticia inmune ni la licencia desenfrenada, sino que, por lo contrario, es la concordia bien ordenada bajo el signo y el mandato de la voluntad de Dios: a fomentar y aumentar concordia tal impulsan las maternales exhortaciones y los mandatos de María Virgen.
Deseando muy de veras que la Reina y Madre del pueblo cristiano acoja estos Nuestros deseos y que con su paz alegre a los pueblos sacudidos por el odio, y que a todos nosotros nos muestre, después de este destierro, a Jesús que será para siempre nuestra paz y nuestra alegría, a Vosotros, Venerables Hermanos, y a vuestros fieles, impartimos de corazón la Bendición Apostólica, como auspicio de la ayuda de Dios omnipotente y en testimonio de Nuestro amor.


viernes, 15 de agosto de 2014

ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARIA

«Quién es ésta que sube del desierto,
apoyada sobre su Amado, 
como columna de humo aromático, 
como aroma de incienso y mirra?» Is. 61, 10.

REFLEXIÓN DEL SANTO PAPA JUAN XXIII
15 DE AGOSTO FIESTA DE LA ASUNCIÓN

Terciario Franciscano (1881‑1963)

La suave imagen de María se ilumina e irradia en la suprema exaltación. ¡Qué bella escena la Dormición de María, tal como los cristianos de Oriente la contemplan!: Ella permanece distensa en el plácido sueño de la muerte y Jesús está junto a ella y tiene en su pecho, como a un niño, el alma de la Virgen para indicar el prodigio de la inmediata resurrección y glorificación. Motivo de consuelo y de confianza en los días de dolor para aquellas almas privilegiadas, que Dios prepara en silencio para los más altos triunfos. El misterio de la asunción nos familiariza con el pensamiento de nuestra muerte, en una luz de plácido abandono en el Señor, que queremos que esté cerca en nuestra agonía para recoger entre sus manos nuestra alma inmortal...

jueves, 14 de agosto de 2014

San Maximiliano Kolbe y la Consagración a la Virgen María


La vida de San Maximiliano nos ayuda a profundizar el conocimiento de la Consagración total a la Inmaculada. 

El Padre Kolbe conocía íntimamente el misterio de la Inmaculada Concepción y su relación con Dios y con la humanidad.    María era su modelo y fue su maestra en este ideal por el cual había hecho de su vida un don a Dios, y un compromiso que consiste en obrar según la Voluntad de Dios en cada cosa.
  
La contemplación y la íntima unión con María, la Virgen en escucha, la Virgen en oración, la Virgen Madre y la Virgen oferente, pueden conducirnos, como al Padre Kolbe, a testimoniar el mensaje del Evangelio en nuestra vida.  Sí, también nosotros podemos mirar a María y al Padre Kolbe para hacer, como ellos, de nuestra vida un culto a Dios, y de tal culto, un empeño de vida, el cual consiste en hacer la Voluntad de Dios. 
"Abandónate cada día en las manos de Jesús y de la Inmaculada.  No te apenes por las contrariedades y las dificultades; déjaselo todo a la Inmaculada, ella lo puede todo: hará lo que desee" (EK 975).

martes, 22 de abril de 2014

PAPA JUAN XXIII - RENOVADOR DE LA IGLESIA

Angelo Giuseppe Roncalli, Juan XXIII llevaba en sí, como todo hombre grande, una sorprendente carga de paradojas. Vivía la existencia a raudales y amaba a hombres y cosas con una intensidad desbordada, siendo meditador asiduo de su propia muerte, reconociéndola su hermana como franciscano, de ella  habló infinitas veces, viéndola venir con una paz y con un cariño  franciscano. Tuvo por lema la obediencia y la paz, amó la suavidad, las virtudes pasivas, las obras de misericordia; desde la estampa de su primera misa hasta su encíclica cumbre su vida entera ha sido un himno a la libertad y una defensa de los derechos de la persona humana contra toda clase de abusos autoritarios.
Fue Terciario franciscano y clérigo encaminado al sacerdocio: prendido, pues, por los mismos hilos de la sencillez, que nos había de acompañar hasta el altar bendito, y que luego nos debía dar todo en la vida.
Era verdad que Juan XXIII fue un Papa esencialmente renovador, que la apertura y la comprensión son el sello de su paso por la tierra.
" Se puede ser religioso sin haber pronunciado nunca el nombre de Dios, solo buscando hacer el bien a la humanidad" . 

Mons. Asenjo recordó en su carta “la figura venerable de Juan XXIII que rigió la Iglesia entre 1958 y 1963. Convocó el Concilio Vaticano II, trabajó con tesón por la renovación de la Iglesia y por la unidad de los cristianos. De honda piedad, se distinguió por su sencillez, mansedumbre cordial y misericordia”.

LA PELÍCULA DE LA SEMANA ES ACERCA DE SU VIDA Y LA HUELLA QUE DEJÓ EN LA IGLESIA, ESPERAMOS LA DISFRUTEN.

Los Papas Juan XXIII y Juan Pablo II, que será canonizados este domingo 27 de abril del 2014.
 
 
 

domingo, 20 de abril de 2014

Mensaje Urbi et Orbi del Papa Francisco en Pascua de Resurrección 2014.


¡Queridos hermanos y hermanas, Feliz Pascua!

El anuncio del ángel a las mujeres resuena en la Iglesia esparcida por todo el mundo: «No teman, yo sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado. No está aquí, porque ha resucitado... Vengan a ver el lugar donde estaba » (Mt 28,5-6). ¡No tengan miedo! ¡El Señor ha resucitado!

Ésta es la culminación del Evangelio, es la Buena Noticia por excelencia: Jesús, el crucificado, ha resucitado. Este acontecimiento es la base de nuestra fe y de nuestra esperanza: si Cristo no hubiera resucitado, el cristianismo perdería su valor; toda la misión de la Iglesia se quedaría sin brío, pues desde aquí ha comenzado y desde aquí reemprende siempre de nuevo.

El mensaje que los cristianos llevan al mundo es este: Jesús, el Amor encarnado, murió en la cruz por nuestros pecados, pero Dios Padre lo resucitó y lo ha constituido Señor de la vida y de la muerte. En Jesús, el Amor ha vencido al odio, la misericordia al pecado, el bien al mal, la verdad a la mentira, la vida a la muerte.

Por esto decimos a todos: «Vengan a ver». En toda situación humana, marcada por la fragilidad, el pecado y la muerte, la Buena Nueva no es sólo una palabra, sino un testimonio de amor gratuito y fiel: es un salir de sí mismo para ir al encuentro del otro, estar al lado de los heridos por la vida, compartir con quien carece de lo necesario, permanecer junto al enfermo, al anciano, al excluido.

«Vengan a ver»: El amor es más fuerte, el amor da vida, el amor hace florecer la esperanza en el desierto.

Con esta gozosa certeza, nos dirigimos hoy a ti, Señor resucitado.

Ayúdanos a buscarte para que todos podamos encontrarte, saber que tenemos un Padre y no nos sentimos huérfanos; que podemos amarte y adorarte.

Ayúdanos a derrotar el flagelo del hambre, agravada por los conflictos y los inmensos derroches de los que a menudo somos cómplices.

Haznos disponibles para proteger a los indefensos, especialmente a los niños, a las mujeres y a los ancianos, a veces sometidos a la explotación y al abandono.

Haz que podamos curar a los hermanos afectados por la epidemia de Ébola en Guinea Conakry, Sierra Leona y Liberia, y a aquellos que padecen tantas otras enfermedades, que también se difunden a causa de la incuria y de la extrema pobreza.

Consuela a todos los que hoy no pueden celebrar la Pascua con sus seres queridos, por haber sido injustamente arrancados de su afecto, como tantas personas, sacerdotes y laicos, secuestradas en diferentes partes del mundo.

Conforta a quienes han dejado su propia tierra para emigrar a lugares donde poder esperar en un futuro mejor, vivir su vida con dignidad y, muchas veces, profesar libremente su fe.

Te rogamos, Jesús glorioso, que cesen todas las guerras, toda hostilidad pequeña o grande, antigua o reciente.

Te suplicamos por la amada Siria: que cuantos sufren las consecuencias del conflicto puedan recibir la ayuda humanitaria necesaria; que las partes en causa dejen de usar la fuerza para sembrar muerte, sobre todo entre la población inerme, y tengan la audacia de negociar la paz, tan anhelada desde hace tanto tiempo.

Jesús glorioso te rogamos que consueles a las víctimas de la violencia fratricida en Irak y sostengas las esperanzas que suscitan la reanudación de las negociaciones entre israelíes y palestinos.

Te invocamos para que se ponga fin a los enfrentamientos en la República Centroafricana, se detengan los atroces ataques terroristas en algunas partes de Nigeria y la violencia en Sudán del Sur.

Y te pedimos por Venezuela, para que los ánimos se encaminen hacia la reconciliación y la concordia fraterna.

Que por tu resurrección, que este año celebramos junto con las iglesias que siguen el calendario juliano, te pedimos que ilumines e inspires iniciativas de paz en Ucrania, para que todas las partes implicadas, apoyadas por la Comunidad internacional, lleven a cabo todo esfuerzo para impedir la violencia y construir, con un espíritu de unidad y diálogo, el futuro del País, que ellos, como hermanos, puedan gritar: «Christus surrexit, venite et videte!»

¡Te rogamos, Señor, por todos los pueblos de la Tierra: Tú, que has vencido a la muerte, concédenos tu vida, danos tu paz!.

«Christus surrexit, venite et videte!».
 

domingo, 13 de abril de 2014

DOMINGO DE RAMOS


Homilía del Papa Francisco, Misa del Domingo de Ramos, 13 de abril de 2014.
¿Mi vida está dormida? ¿O soy como los discípulos, que no entendían lo que era traicionar a Jesús? ¿O como aquel otro discípulo que quería resolver todo con la espada: soy yo como ellos? ¿Yo soy como Judas, que finge amar y besa Maestro para entregarlo, para traicionarlo? ¿Soy yo, un traidor? ¿Soy como aquellos líderes religiosos que tienen prisa en organizar un tribunal y buscan falsos testigos? ¿Soy yo como ellos?
Y cuando hago estas cosas, si las hago, ¿creo que con esto salvo al pueblo? ¿Soy yo como Pilato que cuando veo que la situación es difícil, me lavo las manos y no sé asumir mi responsabilidad y dejo condenar – o condeno yo – a las personas? ¿Soy yo como aquella muchedumbre que no sabía bien si estaba en una reunión religiosa, en un juicio o en un circo, y elije a Barrabás?
Para ellos es lo mismo: era más divertido, para humillar a Jesús. ¿Soy yo como los soldados que golpean al Señor, le escupen, lo insultan, se divierten con la humillación del Señor? ¿Soy yo como el Cireneo que regresaba del trabajo, fatigado, pero que tuvo la buena volunta de ayudar al Señor a llevar la cruz? ¿Soy yo como aquellos que pasaban delante de la Cruz y se burlaban de Jesús?: “¡Pero… tan valeroso! ¡Que descienda de la cruz, y nosotros creeremos en Él!”.
La burla a Jesús… ¿Soy yo como aquellas mujeres valientes, y como la mamá de Jesús, que estaba allí, y sufrían en silencio? ¿Soy yo como José, el discípulo escondido, que lleva el cuerpo de Jesús con amor, para darle sepultura? ¿Soy yo como estas dos Marías, que permanecen en la puerta del Sepulcro, llorando, rezando? ¿Soy yo como estos dirigentes que al día siguiente fueron a los de Pilato para decir: “Pero, mira que éste decía que habría resucitado; pero que no venga otro engaño”, y frenan la vida, bloquean el sepulcro para defender la doctrina, para que la vida no salga afuera? ¿Dónde está mi corazón? ¿A cuál de éstas personas yo me parezco?
Que esta pregunta nos acompañe durante toda la semana.

sábado, 5 de abril de 2014

QUINTO DOMINGO DE CUARESMA


Jesús antes de realizar el milagro de la resurrección de Lázaro en Betania hace una solemne proclamación de Sí, que ha dado a generaciones y generaciones de cristianos, a través de los siglos, una esperanza de firmísima certeza. Dice el Señor a Marta, hermana de Lázaro: "Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en Mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en Mí, no morirá para siempre" (Jn 11, 25-26). En cuanto Hijo de Dios, Jesús no es solamente Mediador para sus fieles, sino también autor o causa eficiente de esa vida superior que vence a la muerte y no es dada sólo en el último día, sino todos los días. El Señor pide a Marta y, por lo tanto, a todos nosotros esta fe. Respondamos también nosotros, juntamente con Marta, con una profesión de fe en Jesús, Mesías: "Sí, Señor: yo creo que Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo" (Jn 11, 27).

Reconozcamos también nosotros a Cristo como a nuestro Señor, como a Aquel que está ante nosotros, lo mismo que estaba ante la tumba de Lázaro en Betania. También nosotros tenemos necesidad de resurrección. ¿Acaso no es toda nuestra vida un resurgir del mal, de la enfermedad, de la muerte? Pero no temamos, hay un Salvador, está Jesucristo entre nosotros. El está ante nosotros y nos grita como a Lázaro: "Ven afuera" (Jn 11, 43). Sal fuera de tu enfermedad física y moral, de tu indiferencia, de tu pereza, de tu egoísmo y del desorden en que vives. Sal fuera de tu desesperación y de tu inquietud, porque ha llegado el tiempo anunciado por los Profetas, el tiempo de la salvación, en el que "yo os haré salir de vuestros sepulcros, pueblo mío... os infundiré mi espíritu y viviréis" (cf. Ex 37, 12-14).

 

sábado, 29 de marzo de 2014

CUARTO DOMINGO DE CUARESMA


El Evangelio de este domingo nos muestra el episodio de la curación del ciego de nacimiento. Es una narración extensa, llena de matices, que ilustran de forma elocuente algunos aspectos fundamentales del camino cuaresmal.

Un primer elemento a considerar es que Jesús toma la iniciativa. No espera a que aquel hombre le solicite la curación. Le basta contemplar su situación de sufrimiento para salir a su encuentro. El drama de aquel hombre es que no puede ver. Pero el culmen del relato nos mostrará que la luz que Cristo lleva a sus ojos no es sólo la que estimula de nuevo sus secas pupilas, sino la que le hace descubrir un nuevo horizonte, para él insospechado, con los ojos de la fe: Creo, Señor.

El modo de la curación y el proceso en el que introduce al ciego de nacimiento es hermoso e interpelante a la vez. Cuando se aproxima a él, realiza un gesto poco habitual en otros relatos de curaciones. Hace barro con su saliva y se lo unta en los ojos. ¿Qué significado puede tener este primer gesto de Jesús? El que la mano de Jesús tome barro en sus manos evoca el momento de la creación: las manos de Dios toman tierra del paraíso y moldean al hombre y a la mujer. Estamos ante un hecho que va a significar una nueva creación. ¿Para quién? Para aquel ciego que al abrir los ojos tomará conciencia de que Jesús todo lo hace nuevo.

Pero ¿cómo se consuma esa novedad? Aquí aparece un segundo detalle que es bueno no olvidar. Jesús le pide que lave sus ojos en la piscina de Siloé. Y él lo hace. El lavado de aquellos ojos preanuncia, una vez más, la importancia del Bautismo para el creyente y lo que esto significa. El Bautismo nos introduce en un orden nuevo, en una vida nueva. Desde el principio se ha entendido así en la vida de la Iglesia. Por eso se explica, con especial unción, a los que van ser bautizados en la noche santa de la resurrección del Señor.

A la vez se convierte, en este camino cuaresmal, en un reto para todos los que ya fuimos bautizados en su momento y, como al ciego, una nueva luz alumbró nuestro camino. El Bautismo nos introduce en una vida nueva en la que Cristo incide de un modo muy especial. Es la luz nueva que quiebra nuestra ceguera y nos hace descubrir que su presencia no es una mera anécdota o un suceso sin importancia, sino un acontecimiento que determina nuestra presencia en el mundo y nuestra relación con Dios y los hermanos. El Señor está: ¡ya nada puede ser igual!

Aquel hombre lo descubre pronto. Su nueva situación molesta. Es lo que ocurre, también hoy, cuando proclamamos con convicción que Cristo vive y que está en medio del mundo, en especial, encarnado en los que sufren. Pero a él ya no le importa. Le marginan, le expulsan del templo, le excluyen, pero él se proclama seguidor de Cristo: Creo, Señor.

Hoy, son muchas nuestras cegueras. Nos impiden ver más allá de lo inmediato e impiden que nuestro corazón descubra de verdad lo que significa el hecho de que Cristo sea, también para nosotros, un acontecimiento. En esta Cuaresma te animo a que dejes atrás tus cegueras. Deja que el Señor unte tus ojos de barro nuevo para que la noche de la Pascua tu corazón se llene de una luz renovadora.

Carlos Escribano Subías
Obispo de Teruel y Albarracín

domingo, 23 de marzo de 2014

TERCER DOMINGO DE CUARESMA


"Díjole la mujer: Señor, dame de esa agua para que no sienta más sed" (Jn. 4, 15). La petición de la samaritana a Jesús manifiesta, en su significado más profundo, la necesidad insaciable y el deseo inagotable del hombre. Efectivamente, cada uno de los hombres digno de este nombre se da cuenta inevitablemente de una incapacidad congénita para responder al deseo de verdad, de bien y de belleza que brota de lo profundo de su ser. El hombre tiene necesidad de Otro; vive, lo sepa o no, en espera de Otro, que redima su innata incapacidad de saciar las esperas y esperanzas.
¿Cómo podrá encontrarse con Él? Para este encuentro resolutivo es condición indispensable que el hombre tome conciencia de la sed existencial que lo aflige y de su impotencia radical para apagar su ardor. El camino para llegar a esta toma de conciencia es, para el hombre de hoy como para el de todos los tiempos, la reflexión sobre la propia existencia.
¿Cómo definir esta experiencia humana profunda que indica al hombre el camino de la auténtica comprensión de sí mismo? Es el cotejo continuo entre el yo y su destino. La verdadera experiencia humana tiene lugar solamente en la apertura genuina a la realidad.
¿Cuáles son las características de tal experiencia, gracias a la cual el hombre puede afrontar con decisión y seriedad la tarea del "conócete a ti mismo", sin perderse a lo largo del camino de esa búsqueda? Dos son las condiciones fundamentales que debe respetar.
Ante todo, deberá aceptar apasionadamente el complejo de exigencias, necesidades y deseos que caracterizan su yo. En segundo lugar, debe abrirse a un encuentro objetivo con toda la realidad.
¡Qué difícil resulta para el hombre en el mundo de hoy arribar a la playa segura de la experiencia genuina de sí, en la que puede entrever el verdadero sentido de su destino! Está continuamente asechado por el riesgo de ceder a los errores de perspectiva que, haciéndole olvidar su naturaleza de "ser" hecho a imagen de Dios, le dejan luego en la más desoladora de las desesperaciones o, lo que es peor aún, en el cinismo más inexpugnable.
A la luz de estas reflexiones, qué liberadora aparece la frase que pronuncio la samaritana: "Señor..., dame de esa agua para que no sienta más sed"... Realmente vale para todo hombre, más aún, mirándolo bien, es una profunda descripción de su misma naturaleza.
En efecto, el hombre que afronta seriamente sus problemas y observa con ojos limpios su experiencia según los criterios que hemos expuesto, se descubre más o menos conscientemente como un ser a la vez lleno de necesidades, para las que no sabe encontrar respuesta, y traspasado por un deseo, por una sed de realización de sí mismo, que no es capaz él solo de satisfacer.
El hombre se descubre así colocado por su misma naturaleza en actitud de espera de Otro que complete su deficiencia. En todo momento impregna su existencia una inquietud, como sugiere Agustín al comienzo de sus Confesiones: "Nos has hecho, Señor, para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti" (Confesiones 1, 1).
Cristo es quien lo salva. Sólo Él puede sacarlo de esta situación en que se encuentra, colmando la sed existencial que le atormenta.
Juan Pablo II


 
 
 
 

sábado, 15 de marzo de 2014

SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA


Jesús invitó a su Transfiguración a Pedro Santiago y Juan. A ellos les dio este regalo, este don. Ésta tuvo lugar mientras Jesús oraba, porque en la oración es cuando Dios se hace presente. Los apóstoles vieron a Jesús con un resplandor que casi no se puede describir con palabras: su rostro brillaba como el sol y sus vestidos eran resplandecientes como la luz.
Los personajes que hablaban con Jesús son: Moisés y Elías.
Moisés, fue el que recibió la Ley de Dios. Representa a la Ley.
Elías, es el padre de los profetas. Representa los profetas.
Ellos dan testimonio de Jesús, quien es el cumplimiento de todo lo que dicen la ley y los profetas.
Ellos hablaban de la muerte de Jesús, porque hablar de la muerte de Jesús es hablar de su amor, es hablar de la salvación de todos los hombres. Precisamente, Jesús transfigurado significa amor y salvación.
De la nube que los envuelve sale la voz del padre que dice "Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle" la invitación a escuchar a su hijo significa seguirlo. Escuchar y poner en practica su palabra es simentar nuestra casa sobre roca y no sobre arena.
¿Qué nos enseña este acontecimiento?
-Nos enseña a seguir adelante aquí en la tierra aunque tengamos que sufrir, con la esperanza de que Él nos espera con su gloria en el Cielo y que vale la pena cualquier sufrimiento por alcanzarlo.
-A entender que el Cielo es algo que hay que ganar con los detalles de la vida de todos los días.
-A entender que el sufrimiento, cuando se ofrece a Dios, se convierte en sacrificio y así, éste tiene el poder de salvar a las almas. Jesús sufrió y así se desprendió de su vida para salvarnos a todos los hombres.
-A valorar la oración, ya que Jesús constantemente oraba con el Padre.
-A vivir el mandamiento que Él nos dejó: “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado”.
 
 

sábado, 8 de marzo de 2014

PRIMER DOMINGO DE CUARESMA


Jesús nos muestra los medios para vencer al enemigo:


“Vigilad y orad para no caer en la tentación” Mt 26, 4.
Lo primero que nos muestra Cristo es que la tentación no tiene nada de malo en sí misma. Hay una diferencia grandísima entre sentir la tentación y aceptar la tentación. Podemos sentir todas las tentaciones del mundo, pero si no las aceptamos no hay problema. Además, si las rechazamos por amor a Dios, la tentación se convierte en un momento valiosísimo. Podemos demostrarle que le preferimos a Él antes que a nosotros mismos.
Jesús vence las tentaciones del demonio porque prefería vivir la voluntad del Padre antes que la suya, porque buscaba la gloria del Padre sobre la suya, porque ponía los planes de Dios antes que los suyos.



 

sábado, 1 de marzo de 2014

8º Domingo Tiempo Ordinario.


Seguramente hay muchas cosas que nos inquietan en el día a día: las urgencias económicas, los problemas que resolver y las necesidades por cubrir. Jesús nos lleva a la experiencia profunda y pacífica de un Dios que, como un padre y una madre, conoce nuestras necesidades y provee lo necesario para nuestra vida. Jesús quiere que vivamos libres de la inquietud y la preocupación. Que nos ocupemos de las cosas mientras nuestra vida está entregada, serenamente, en las manos de Dios que vela por nuestros asuntos.
 


 

sábado, 15 de febrero de 2014

6º Domingo Tiempo Ordinario. Se dijo a los antepasados... pero yo les digo

"Si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos...". Para el judaísmo contemporáneo a Jesús, el hombre justo era aquel que ajustaba su vida a la Ley.
En esta parte del sermón, Jesús dice, que no vino a cambiar nada de la Ley sino a darle perfección. Pero también dice que hace falta un tipo de justicia, es decir, un modo de ajustarse a la Ley, mayor que el de los escribas y fariseos. ¿En qué sentido? Jesús no habla del formalismo de la Ley ni de agregar nuevos preceptos. Lo que él quiere es una interiorización de la Ley. Un cumplimiento externo es algo muy pobre, es lo mínimo. Para Jesús no alcanza con decir "yo no maté a nadie"; la justicia mayor está en amar y perdonar. Esto es para Jesús el modo de perfección de la Ley: se hace más radical, porque abarca no sólo los actos externo sino también la intención del corazón.
Padre Dios, me uno a todos tus hijos para alabarte y darte gracias porque, por medio de Jesús, nos enseñaste el espíritu de la ley, que se fundamenta en el amor y en la sinceridad
 

sábado, 1 de febrero de 2014

4º Domingo Tiempo Ordinario. La Presentación del Señor


La fiesta de la Presentación del Señor en el templo, cuarenta días después de su nacimiento, pone ante nuestros ojos un momento particular de la vida de la Sagrada Familia: según la ley mosaica, María y José llevan al niño Jesús al templo de Jerusalén para ofrecerlo al Señor (cf. Lc 2, 22). Simeón y Ana, inspirados por Dios, reconocen en aquel Niño al Mesías tan esperado y profetizan sobre él. Estamos ante un misterio, sencillo y a la vez solemne, en el que la santa Iglesia celebra a Cristo, el Consagrado del Padre, primogénito de la nueva humanidad.
Las palabras que en este encuentro afloran a los labios del anciano Simeón —"mis ojos han visto la salvación" (Lc 2, 30)—, encuentran eco en el corazón de la profetisa Ana. Estas personas justas y piadosas, envueltas en la luz de Cristo, pueden contemplar en el niño Jesús "el consuelo de Israel" (Lc 2, 25). Así, su espera se transforma en luz que ilumina la historia.
Queridos hermanos y hermanas, como cirios encendidos irradiad siempre y en todo lugar el amor de Cristo, luz del mundo. María santísima, la Mujer consagrada, os ayude a vivir plenamente vuestra especial vocación y misión en la Iglesia, para la salvación del mundo. Amén
 
  
 

sábado, 25 de enero de 2014

3º Domingo Tiempo Ordinario.«Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.»



Pasando junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, al que llaman Pedro, y Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores.


Les dijo: «Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.»


Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo.




FIESTA DE LA CONVERSIÓN DE SAN PABLO APÓSTOL



Sucedió que, yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le rodeó una luz venida del cielo, cayó en tierra y oyó una voz que le decía: «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?». El respondió: «¿Quién eres, Señor?» Y él: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer.»
 Cuando Pablo fue tirado por tierra, fue capaz de entregarle a Cristo absolutamente todo sus ser. Mas tarde pudo decir "ya no soy yo quien vive, es Cristo quien vive en mi"




miércoles, 22 de enero de 2014

SANTA CLARA Y SAN FRANCISCO DE ASÍS

Sus vidas y su vocación son complementarias y interdependientes. Desde el comienzo uno es para el otro manifestación de la Presencia y de la voluntad de Dios.
 
 

domingo, 12 de enero de 2014

BAUTISMO DE JESÚS


En aquel tiempo, fue Jesús de Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara. Pero Juan intentaba disuadirlo, diciéndole: «Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?»
Jesús le contestó: «Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere.» Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. y vino una voz del cielo que decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto.»
Las palabras de Dios Padre que escuchó Jesús son el secreto de su modo de vida. La certeza de saberse amado de Dios es la fuente de la que brota la confianza, el abandono, la fuerza, la obediencia, la entrega total.
El ardor, el gozo, el testimonio en la vivencia cristiana dependen de tener o no la convicción creyente de ser, como Jesús, amados por Dios, sostenidos por Él. Quienes fuimos bautizados, hemos recibido el don precioso de la filiación divina adoptiva, y desde esta conciencia nos debería acompañar el gozo desbordante por sabernos amados en el Hijo amado.

sábado, 28 de diciembre de 2013

LA SAGRADA FAMILIA

La Sagrada Familia nos habla de todo aquello que cada familia anhela auténtica y profundamente, puesto que desde la intensa comunión hay una total entrega amorosa por parte de cada miembro de la familia santa elevando cada acto generoso hacia Dios.
“Oh Jesús, acoge con bondad a nuestra familia que ahora se entrega y consagra a Ti, protégela, guárdala e infunde en ella tu paz para poder llegar a gozar todos de la felicidad eterna.”
“Oh María, Madre amorosa de Jesús y Madre nuestra, te pedimos que intercedas por nosotros, para que nunca falte el amor, la comprensión y el perdón entre nosotros y obtengamos su gracia y bendiciones.”
“Oh San José, ayúdanos con nuestras oraciones en todas nuestras necesidades espirituales y temporales, a fin de que podamos agradar eternamente a Jesús. Amén.”
 
 
 

 
 

miércoles, 18 de diciembre de 2013

FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO AÑO NUEVO 2014.

Paz y bien hermanos:
Las Hermanas Pobres de Santa Clara les desean a todos  ustedes una FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO AÑO NUEVO 2014. Queremos compartir con ustedes lo que significó Cristo para     Nuestra Madre Santa Clara escrito en sus cartas a Inés de Praga:
“Fija tu mente en el espejo de la eternidad, fija tu alma en el esplendor de la gloria (cf. Heb 1,3), fija tu corazón en la figura de la divina sustancia (cf. Heb 1,3), y transfórmate toda entera, por la contemplación, en imagen de su divinidad (cf. 2 Cor 3,18), para que también tú sientas lo que sienten los amigos cuando gustan la dulzura escondida (cf. Sal 30,20) que el mismo Dios ha reservado desde el principio para quienes lo aman (cf. 1 Cor 2,9).
Ama totalmente a Aquel que por tu amor se entregó todo entero (cf. Gál 2,20), 16cuya hermosura admiran el sol y la luna, cuyas recompensas y su precio y grandeza no tienen límite (cf. Sal 144,3); hablo de aquel Hijo del Altísimo a quien la Virgen dio a luz, y después de cuyo parto permaneció Virgen. 18Adhiérete a su Madre dulcísima, que engendró tal Hijo, a quien los cielos no podían contener (cf. 1 Re 8,27; 2 Cr 2,5), y ella, sin embargo, lo acogió en el pequeño claustro de su sagrado útero y lo llevó en su seno de doncella.
¡Oh bienaventurada pobreza, que da riquezas eternas a quienes la aman y abrazan! ¡Oh santa pobreza, que a los que la poseen y desean les es prometido por Dios el reino de los cielos (cf. Mt 5,3), y les son ofrecidas, sin duda alguna, hasta la eterna gloria y la vida bienaventurada! ¡Oh piadosa pobreza, a la que el Señor Jesucristo se dignó abrazar con preferencia sobre todas las cosas, Él, que regía y rige cielo y tierra, que, además, lo dijo y las cosas fueron hechas (cf. Sal 32,9; 148,5)! Pues las zorras, dice Él, tienen madrigueras, y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del hombre, es decir, Cristo, no tiene donde reclinar la cabeza (cf. Mt 8,20), sino que, inclinada la cabeza, entregó el espíritu (cf. Jn 19,30).
Con estas intenciones que Dios los bendiga y que el Niño de Belén pueda nacer en nuestros corazones, viendo en nuestros hermanos a Cristo que vive entre nosotros.