viernes, 30 de enero de 2015
jueves, 29 de enero de 2015
Libro "Las almas del purgatorio: El diario espiritual y vida anónima de Úrsula de Jesús.
La vida de la negra
donada Úrsula de Jesús (1604-1666) ha sido hasta el momento uno de
los secretos mejor guardados de la historia colonial del Perú. La
publicación de una versión modernizada de su vida espiritual, que
escribiera Úrsula a pedido de su confesor franciscano, nos permite
escuchar la voz de una mujer que pasó de esclava a donada mística.
El diario de Úrsula
comparte las complejidades de la vida monástica con sus ideas sobre
el purgatorio, pero también demuestra la espiritualidad barroca
católica desde la perspectiva de una mística negra que sufría el
racismo y las desigualdades de la época. La introducción, escrita
por Nancy E. van Deusen, ubica el texto de Úrsula dentro del milieu
de espiritualidad femenina de la época medieval y moderna, y explora
el poder de la palabra escrita.
El texto impreso también
contiene una versión modernizada del diario espiritual escrito por
Úrsula de Jesús y el CD que lo acompaña incluye una transcripción
original del diario de Úrsula, las imágenes digitalizadas del
diario y una transcripción modernizada de una Vida de Úrsula,
escrita por un franciscano anónimo.
SI DESEA ADQUIRIRLO
Las hermanas Clarisas nos
encontramos en: Jr. jauja nº 449 - Barrios Altos, Lima -Perú
Teléfono: 328-1652
Horario de atención:
9:00 am a 11:00 am y de 3:00 pm a 5:00 pm
sábado, 24 de enero de 2015
III SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO.
El evangelio de San
Marcos nos hace reflexionar dos aspectos importantes:
En la primera parte
Jesús, al enterarse de que Juan el Bautista había sido entregado en
manos de Herodes Antipas, dejó Judea y marchó a Galilea, donde
proclamaba la Buena Nueva de Dios, diciendo: «Se ha cumplido
el tiempo y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la
Buena Nueva».En estas palabras se describe, el Reino de
Dios, exige de los hombres una conversión total del pensar y
querer, y fe. Conversión y fe forman en conjunto un solo acto, una
determinada posición religiosa del hombre ante Dios. Todo esto es lo
que debemos considerar “con los ojos y el corazón de la Virgen
María” mientras contemplamos el tercer misterio luminoso del
Santo Rosario: “El anuncio del Reino y el llamado a la conversión”.
La segunda parte del
Evangelio de hoy relata la vocación de los primeros cuatro
discípulos de Jesús. “ Vengan conmigo y los haré
pescadores de hombres” Ellos recibieron la llamada de Jesús
como un Evangelio. Se deduce del resultado: “dejándolo todo lo
siguieron”. Debemos observar dos circunstancias. Los primeros
discípulos de Jesús “eran pescadores”. Tenían esta noble
profesión, pero al presentarse Jesús en sus vidas y llamarlos,
“dejaron las redes”, es decir, cambiaron de vida. Debemos
observar también que eran dos pares de hermanos: Simón y Andrés
eran hermanos, Santiago y Juan eran hermanos.
CONVERSIÓN DE SAN PABLO
Judío de la tribu de
Benjamín, Saulo fue enviado por sus padres desde muy joven a
Jerusalén, donde se instruyó en la Ley de Moisés con el fariseo
Gamaliel. Luego, ingresó a la severa secta de los fariseos,
convirtiéndose en un perseguidor y enemigo de Cristo. Lo apasionado
de su persecución lo llevó a ofrecerse al sumo sacerdote para ir a
Damasco a arrestar a todos los judíos que confesaran a Jesús, pero
Dios decidió mostrar su misericordia y paciencia con Saulo y ya
cerca de Damasco, una luz del cielo brilló sobre él y sus
compañeros, cegándolo por espacio de tres días, tiempo en el que
permaneció en casa de un judío llamado Judas, sin comer ni beber.
Por revelación de
Cristo, el cristiano Ananías fue al encuentro de Saulo, quien
recuperó la vista y se convirtió, accediendo al bautismo y
predicando en las sinagogas al Hijo de Dios, con gran asombro de sus
oyentes. Así el antiguo perseguidor blasfemo se convirtió en
apóstol y fue elegido por Dios, como uno de sus principales
instrumentos para la conversión del mundo.
aciprensa.
sábado, 17 de enero de 2015
II SEMANA DE TIEMPO ORDINARIO - MAESTRO, ¿DÓNDE VIVES? ¡VEN Y VERÁS
¿Dónde vives?
Un principio lógico
dice no responder nunca una pregunta con otra pregunta. Sin embargo,
en la pregunta de los discípulos va implícita la respuesta a la
pregunta de Jesús: ¿Dónde vives? Literalmente suena: ¿Dónde
permaneces? Menein, en efecto, significa permanecer, y en forma
coloquial vivir, de morar, y tiene una importancia fundamental en el
cuarto evangelio, que juega con ambos sentidos. Baste recordar el
capítulo 15, en donde la comunión vital con Cristo se indica
precisamente con el “permanecer” en unión íntima, lo que hace
posible dar frutos. Entonces, la pregunta de los discípulos va en
esta línea de una comunión fructuosa de vida con él.
El proceso: venir y ver
Jesús los invita a
hacer una experiencia (vengan a ver). No promete nada. No los abruma
con una serie de requisitos, ni los apantalla con una serie de
promesas; simplemente los invita a ver con sus propios ojos.
Venir. Es un verbo muy
importante en Juan. En efecto, la fe es descrita como un venir
(llegar) a Jesús (Jn 3, 21; 5, 40; 6, 35.37.45).
Ver. La experiencia
personal es descrita como ver, naturalmente con los propios ojos. De
hecho, nadie puede ver por nosotros y, por tanto, no se trata
solamente de un ver físico, sino indica una experiencia personal que
se concluye en ver más allá de la apariencia, concretamente en ver
su gloria (2, 11). Si el proceso de la fe de los discípulos comienza
con el ver a Jesús, para ver dónde y cómo vive y para permanecer
con él, no estará completa hasta que vean su gloria y crean en él.
D.A.
sábado, 10 de enero de 2015
EL BAUTISMO DEL SEÑOR
Este texto narra la
tercera manifestación de Dios que encontramos en los evangelios. La
primera fue el Nacimiento de Jesús; la segunda la celebramos la
semana pasada en la epifanía, y hoy la vemos en la revelación de la
identidad de Jesús en su bautizo. En su estilo sencillo, Marcos nos
dice que Jesús vino de Nazaret y se hizo bautizar por Juan en el
Jordán. Es en ese momento que Jesús escucha las palabras: “Tu
eres mi Hijo, el Amado, mi predilecto”. En los Evangelios
según Lucas y Mateo, esta declaración la escucharon todos los
presentes. En el caso de Marcos es una revelación más íntima y
personal que sólo Jesús oye. El Hijo Amado aparece al comienzo de
su vida pública identificado con el rey Mesías cuya misión no se
realizará desde el poder, sino desde el testimonio humilde de su
condición de servidor de todos.
Mfc.
domingo, 4 de enero de 2015
SANTA ÁNGELA DE FOLIGNO
Ángela nació en Umbría
en 1248. Durante algún tiempo se dio a las vanidades del mundo, pero
luego se alistó en la Tercera Orden Franciscana (OFS) y arrastró a
muchas mujeres a su imitación. Se distinguió por su ferviente amor
a Dios y al prójimo, particularmente a los pobres, y asimismo por su
humildad, paciencia y pobreza. Colmada por Dios de dones celestiales,
profesó gran devoción a los misterios de la vida de Cristo, y dejó
admirables escritos sobre la vida espiritual, hasta merecer el
sobrenombre de «maestra de teólogos». Murió en Foligno en 1309.
LINK : EL LIBRO DE LA VIDA - SANTA ÁNGELA DE FOLINGO
LINK : EL LIBRO DE LA VIDA - SANTA ÁNGELA DE FOLINGO
jueves, 1 de enero de 2015
MARÍA MADRE DE DIOS
Concilio de EfesoEn el año 431, se llevó a cabo el Concilio de Efeso donde se proclamó oficialmente que María es Madre de Dios.
"Desde un comienzo la Iglesia enseña que en Cristo hay una sola persona, la segunda persona de la Santísima Trinidad. María no es solo madre de la naturaleza, del cuerpo pero también de la persona quien es Dios desde toda la eternidad. Cuando María dio a luz a Jesús, dio a luz en el tiempo a quien desde toda la eternidad era Dios. Así como toda madre humana, no es solamente madre del cuerpo humano sino de la persona, así María dio a luz a una persona, Jesucristo, quien es ambos Dios y hombre, entonces Ella es la Madre de Dios" - Concilio de Efeso.
"Desde un comienzo la Iglesia enseña que en Cristo hay una sola persona, la segunda persona de la Santísima Trinidad. María no es solo madre de la naturaleza, del cuerpo pero también de la persona quien es Dios desde toda la eternidad. Cuando María dio a luz a Jesús, dio a luz en el tiempo a quien desde toda la eternidad era Dios. Así como toda madre humana, no es solamente madre del cuerpo humano sino de la persona, así María dio a luz a una persona, Jesucristo, quien es ambos Dios y hombre, entonces Ella es la Madre de Dios" - Concilio de Efeso.
«Salve, Señora, santa Reina, santa Madre de Dios, María, que eres Virgen hecha Iglesia y elegida por el santísimo Padre del cielo, a la cual consagró Él con su santísimo amado Hijo y el Espíritu Santo Paráclito, en la cual estuvo y está toda la plenitud de la gracia y todo bien» (San Francisco, Saludo a la B.V. María).
sábado, 23 de agosto de 2014
Domingo XXI del Tiempo Ordinario .“Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia"
El Evangelio del día de
hoy nos presenta precisamente esta verdad fundamental de nuestra fe,
sobre la cual se basan nuestras certezas y seguridades
sobrenaturales: ¡Jesucristo fundó realmente su Iglesia y colocó a
Pedro y a sus sucesores como piedra angular de la misma!:
“Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. A ti te daré las llaves del Reino de los cielos, y lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo; y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo”. ¡Esto es lo que da fuerza y solidez a nuestra fe, y por eso nos proclamamos, con santo orgullo, “católicos, apostólicos y romanos”!
“Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. A ti te daré las llaves del Reino de los cielos, y lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo; y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo”. ¡Esto es lo que da fuerza y solidez a nuestra fe, y por eso nos proclamamos, con santo orgullo, “católicos, apostólicos y romanos”!
Este es un punto
fundamental que, tristemente, niegan los hermanos separados, que se
autodenominan “cristianos” y que, dicho claramente, han
abandonado la fe católica para pasarse a las diversas denominaciones
protestantes.
En el Papa los católicos
tenemos un punto firme y seguro de nuestra fe porque Jesucristo quiso
edificar su Iglesia sobre Pedro y sus sucesores. En sus enseñanzas y
en su Magisterio pontificio hallamos una roca inconmovible de frente
a los oleajes de confusión doctrinal que hoy en día se arremolinan
por doquier, sobre todo en todas esas sectas que quieren asolar y
engañar a los fieles católicos. En el Papa, en los Obispos y en los
sacerdotes fieles ,es decir, en todos aquellos que reconocen la
autoridad del Romano Pontífice, siguen su Magisterio y transmiten
sus enseñanzas, encontramos al mismo Cristo, Buen Pastor, que guía
a sus ovejas a los pastos del cielo. ¡Escuchemos su voz, sigamos sus
huellas, imitemos su ejemplo de amor, de santidad y de entrega
incondicional para el bien de todos los hombres, nuestros hermanos.
Que éste sea hoy nuestro
compromiso: de vivir, defender y proclamar nuestra fe católica, en
obediencia al Papa y a nuestros pastores; y, si Dios lo permitiera,
también pedirle la gracia de morir por ella, como lo hicieron un día
los cristeros y todos nuestros mártires. Que Dios así nos lo
conceda y desde ahora proclamemos nuestra fe con nuestras propias
obras.
Autor: P. Sergio A.
Córdova LC
viernes, 22 de agosto de 2014
LA CORONACIÓN DE MARÍA COMO REINA Y SEÑORA DE TODO LO CREADO.
«Una gran señal
apareció en el cielo: una mujer, vestida de sol, con la luna bajo
sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza» (Ap 12,
1).
«Finalmente, la Virgen
inmaculada, preservada libre de toda mancha de pecado original,
terminado el curso de su vida en la tierra, fue llevada a la gloria
del cielo y elevada al trono por el Señor como Reina del universo,
para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los Señores
y vencedor del pecado y de la muerte» (CIC, 966).
La instituyó el papa Pío
XII, en el año 1954. En su Encíclica AD CAELI REGINAM (A LA REINA
DE LOS CIELOS)
“...Procuren, pues,
todos acercarse ahora con mayor confianza que antes, todos cuantos
recurren al trono de la gracia y de la misericordia de nuestra Reina
y Madre, para pedir socorro en la adversidad, luz en las tinieblas,
consuelo en el dolor y en el llanto, y, lo que más interesa,
procuren liberarse de la esclavitud del pecado, a fin de poder
presentar un homenaje insustituible, saturado de encendida devoción
filial, al cetro real de tan grande Madre. Sean frecuentados sus
templos por las multitudes de los fieles, para en ellos celebrar sus
fiestas; en las manos de todos esté la corona del Rosario para
reunir juntos, en iglesias, en casas, en hospitales, en cárceles,
tanto los grupos pequeños como las grandes asociaciones de fieles, a
fin de celebrar sus glorias. En sumo honor sea el nombre de María
más dulce que el néctar, más precioso que toda joya; nadie ose
pronunciar impías blasfemias, señal de corrompido ánimo, contra
este nombre, adornado con tanta majestad y venerable por la gracia
maternal; ni siquiera se ose faltar en modo alguno de respeto al
mismo. Se empeñen todos en imitar, con vigilante y diligente
cuidado, en sus propias costumbres y en su propia alma, las grandes
virtudes de la Reina del Cielo y nuestra Madre amantísima.
Consecuencia de ello será que los cristianos, al venerar e imitar a
tan gran Reina y Madre, se sientan finalmente hermanos, y, huyendo de
los odios y de los desenfrenados deseos de riquezas, promuevan el
amor social, respeten los derechos de los pobres y amen la paz. Que
nadie, por lo tanto, se juzgue hijo de María, digno de ser acogido
bajo su poderosísima tutela si no se mostrare, siguiendo el ejemplo
de ella, dulce, casto y justo, contribuyendo con amor a la verdadera
fraternidad, no dañando ni perjudicando, sino ayudando y consolando.
21. En muchos países de
la tierra hay personas injustamente perseguidas a causa de su
profesión cristiana y privadas de los derechos humanos y divinos de
la libertad: para alejar estos males de nada sirven hasta ahora las
justificadas peticiones ni las repetidas protestas. A estos hijos
inocentes y afligidos vuelva sus ojos de misericordia, que con su luz
llevan la serenidad, alejando tormentas y tempestades, la poderosa
Señora de las cosas y de los tiempos, que sabe aplacar las
violencias con su planta virginal; y que también les conceda el que
pronto puedan gozar la debida libertad para la práctica de sus
deberes religiosos, de tal suerte que, sirviendo a la causa del
Evangelio con trabajo concorde, con egregias virtudes, que brillan
ejemplares en medio de las asperezas, contribuyan también a la
solidez y a la prosperidad de la patria terrenal.
22. Pensamos también que
la fiesta instituida por esta Carta encíclica, para que todos más
claramente reconozcan y con mayor cuidado honren el clemente y
maternal imperio de la Madre de Dios, pueda muy bien contribuir a que
se conserve, se consolide y se haga perenne la paz de los pueblos,
amenazada casi cada día por acontecimientos llenos de ansiedad.
¿Acaso no es Ella el arco iris puesto por Dios sobre las nubes, cual
signo de pacífica alianza? «Mira al arco, y bendice a quien lo ha
hecho; es muy bello en su resplandor; abraza el cielo con su cerco
radiante y las Manos del Excelso lo han extendido». Por lo tanto,
todo el que honra a la Señora de los celestiales y de los mortales
—y que nadie se crea libre de este tributo de reconocimiento y de
amor— la invoque como Reina muy presente, mediadora de la paz;
respete y defienda la paz, que no es la injusticia inmune ni la
licencia desenfrenada, sino que, por lo contrario, es la concordia
bien ordenada bajo el signo y el mandato de la voluntad de Dios: a
fomentar y aumentar concordia tal impulsan las maternales
exhortaciones y los mandatos de María Virgen.
Deseando muy de veras que
la Reina y Madre del pueblo cristiano acoja estos Nuestros deseos y
que con su paz alegre a los pueblos sacudidos por el odio, y que a
todos nosotros nos muestre, después de este destierro, a Jesús que
será para siempre nuestra paz y nuestra alegría, a Vosotros,
Venerables Hermanos, y a vuestros fieles, impartimos de corazón la
Bendición Apostólica, como auspicio de la ayuda de Dios omnipotente
y en testimonio de Nuestro amor.
viernes, 15 de agosto de 2014
ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARIA
![]() | |||
«Quién es ésta que sube del desierto, apoyada sobre su Amado, como columna de humo aromático, como aroma de incienso y mirra?» Is. 61, 10. |
REFLEXIÓN DEL SANTO PAPA JUAN XXIII
15 DE AGOSTO FIESTA DE LA ASUNCIÓN
15 DE AGOSTO FIESTA DE LA ASUNCIÓN
Terciario Franciscano (1881‑1963)
La suave imagen de María se ilumina e irradia en la suprema exaltación. ¡Qué bella escena la Dormición de María, tal como los cristianos de Oriente la contemplan!: Ella permanece distensa en el plácido sueño de la muerte y Jesús está junto a ella y tiene en su pecho, como a un niño, el alma de la Virgen para indicar el prodigio de la inmediata resurrección y glorificación. Motivo de consuelo y de confianza en los días de dolor para aquellas almas privilegiadas, que Dios prepara en silencio para los más altos triunfos. El misterio de la asunción nos familiariza con el pensamiento de nuestra muerte, en una luz de plácido abandono en el Señor, que queremos que esté cerca en nuestra agonía para recoger entre sus manos nuestra alma inmortal...
jueves, 14 de agosto de 2014
San Maximiliano Kolbe y la Consagración a la Virgen María
La
vida de San Maximiliano nos ayuda a profundizar el conocimiento de la
Consagración total a la Inmaculada.
El
Padre Kolbe conocía íntimamente el misterio de la Inmaculada Concepción y su
relación con Dios y con la humanidad. María era su modelo y
fue su maestra en este ideal por el cual había hecho de su vida un don a Dios,
y un compromiso que consiste en obrar según la Voluntad de Dios en cada cosa.
La
contemplación y la íntima unión con María, la Virgen en escucha, la Virgen en
oración, la Virgen Madre y la Virgen oferente, pueden conducirnos, como al
Padre Kolbe, a testimoniar el mensaje del Evangelio en nuestra vida. Sí,
también nosotros podemos mirar a María y al Padre Kolbe para hacer, como ellos,
de nuestra vida un culto a Dios, y de tal culto, un empeño de vida, el cual
consiste en hacer la Voluntad de Dios.
"Abandónate cada día en las manos de Jesús y de la
Inmaculada. No te apenes por las contrariedades y las dificultades;
déjaselo todo a la Inmaculada, ella lo puede todo: hará lo que desee" (EK 975).
martes, 22 de abril de 2014
PAPA JUAN XXIII - RENOVADOR DE LA IGLESIA
Angelo Giuseppe Roncalli, Juan XXIII llevaba en sí, como todo hombre grande, una sorprendente carga de paradojas. Vivía la existencia a raudales y amaba a hombres y cosas con una intensidad desbordada, siendo meditador asiduo de su propia muerte, reconociéndola su hermana como franciscano, de ella habló infinitas veces, viéndola venir con una paz y con un cariño franciscano. Tuvo por lema la obediencia y la paz, amó la suavidad, las virtudes pasivas, las obras de misericordia; desde la estampa de su primera misa hasta su encíclica cumbre su vida entera ha sido un himno a la libertad y una defensa de los derechos de la persona humana contra toda clase de abusos autoritarios.
Fue Terciario franciscano y clérigo encaminado al sacerdocio: prendido, pues, por los mismos hilos de la sencillez, que nos había de acompañar hasta el altar bendito, y que luego nos debía dar todo en la vida.
Era verdad que Juan XXIII fue un Papa esencialmente renovador, que la apertura y la comprensión son el sello de su paso por la tierra.
" Se puede ser religioso sin haber pronunciado nunca el nombre de Dios, solo buscando hacer el bien a la humanidad" .
Mons. Asenjo recordó en su carta “la figura venerable de Juan XXIII que rigió la Iglesia entre 1958 y 1963. Convocó el Concilio Vaticano II, trabajó con tesón por la renovación de la Iglesia y por la unidad de los cristianos. De honda piedad, se distinguió por su sencillez, mansedumbre cordial y misericordia”.
LA PELÍCULA DE LA SEMANA
ES ACERCA DE SU VIDA Y LA HUELLA QUE DEJÓ EN LA IGLESIA, ESPERAMOS
LA DISFRUTEN.
Los Papas Juan XXIII y
Juan Pablo II, que será canonizados este domingo 27 de abril del
2014.
domingo, 20 de abril de 2014
Mensaje Urbi et Orbi del Papa Francisco en Pascua de Resurrección 2014.
¡Queridos hermanos y
hermanas, Feliz Pascua!
El anuncio del ángel a
las mujeres resuena en la Iglesia esparcida por todo el mundo: «No
teman, yo sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado. No está
aquí, porque ha resucitado... Vengan a ver el lugar donde estaba »
(Mt 28,5-6). ¡No tengan miedo! ¡El Señor ha resucitado!
Ésta es la culminación
del Evangelio, es la Buena Noticia por excelencia: Jesús, el
crucificado, ha resucitado. Este acontecimiento es la base de nuestra
fe y de nuestra esperanza: si Cristo no hubiera resucitado, el
cristianismo perdería su valor; toda la misión de la Iglesia se
quedaría sin brío, pues desde aquí ha comenzado y desde aquí
reemprende siempre de nuevo.
El mensaje que los
cristianos llevan al mundo es este: Jesús, el Amor encarnado, murió
en la cruz por nuestros pecados, pero Dios Padre lo resucitó y lo ha
constituido Señor de la vida y de la muerte. En Jesús, el Amor ha
vencido al odio, la misericordia al pecado, el bien al mal, la verdad
a la mentira, la vida a la muerte.
Por esto decimos a
todos: «Vengan a ver». En toda situación humana, marcada por la
fragilidad, el pecado y la muerte, la Buena Nueva no es sólo una
palabra, sino un testimonio de amor gratuito y fiel: es un salir de
sí mismo para ir al encuentro del otro, estar al lado de los heridos
por la vida, compartir con quien carece de lo necesario, permanecer
junto al enfermo, al anciano, al excluido.
«Vengan a ver»: El amor
es más fuerte, el amor da vida, el amor hace florecer la esperanza
en el desierto.
Con esta gozosa certeza,
nos dirigimos hoy a ti, Señor resucitado.
Ayúdanos a buscarte
para que todos podamos encontrarte, saber que tenemos un Padre y no
nos sentimos huérfanos; que podemos amarte y adorarte.
Ayúdanos a derrotar el
flagelo del hambre, agravada por los conflictos y los inmensos
derroches de los que a menudo somos cómplices.
Haznos disponibles para
proteger a los indefensos, especialmente a los niños, a las mujeres
y a los ancianos, a veces sometidos a la explotación y al abandono.
Haz que podamos curar a
los hermanos afectados por la epidemia de Ébola en Guinea Conakry,
Sierra Leona y Liberia, y a aquellos que padecen tantas otras
enfermedades, que también se difunden a causa de la incuria y de la
extrema pobreza.
Consuela a todos los que
hoy no pueden celebrar la Pascua con sus seres queridos, por haber
sido injustamente arrancados de su afecto, como tantas personas,
sacerdotes y laicos, secuestradas en diferentes partes del mundo.
Conforta a quienes han
dejado su propia tierra para emigrar a lugares donde poder esperar en
un futuro mejor, vivir su vida con dignidad y, muchas veces, profesar
libremente su fe.
Te rogamos, Jesús
glorioso, que cesen todas las guerras, toda hostilidad pequeña o
grande, antigua o reciente.
Te suplicamos por la
amada Siria: que cuantos sufren las consecuencias del conflicto
puedan recibir la ayuda humanitaria necesaria; que las partes en
causa dejen de usar la fuerza para sembrar muerte, sobre todo entre
la población inerme, y tengan la audacia de negociar la paz, tan
anhelada desde hace tanto tiempo.
Jesús glorioso te
rogamos que consueles a las víctimas de la violencia fratricida en
Irak y sostengas las esperanzas que suscitan la reanudación de las
negociaciones entre israelíes y palestinos.
Te invocamos para que se
ponga fin a los enfrentamientos en la República Centroafricana, se
detengan los atroces ataques terroristas en algunas partes de Nigeria
y la violencia en Sudán del Sur.
Y te pedimos por
Venezuela, para que los ánimos se encaminen hacia la reconciliación
y la concordia fraterna.
Que por tu resurrección,
que este año celebramos junto con las iglesias que siguen el
calendario juliano, te pedimos que ilumines e inspires iniciativas de
paz en Ucrania, para que todas las partes implicadas, apoyadas por la
Comunidad internacional, lleven a cabo todo esfuerzo para impedir la
violencia y construir, con un espíritu de unidad y diálogo, el
futuro del País, que ellos, como hermanos, puedan gritar: «Christus
surrexit, venite et videte!»
¡Te rogamos, Señor, por
todos los pueblos de la Tierra: Tú, que has vencido a la muerte,
concédenos tu vida, danos tu paz!.
«Christus surrexit,
venite et videte!».
domingo, 13 de abril de 2014
DOMINGO DE RAMOS
Homilía del Papa
Francisco, Misa del Domingo de Ramos, 13 de abril de 2014.
¿Mi vida está dormida?
¿O soy como los discípulos, que no entendían lo que era traicionar
a Jesús? ¿O como aquel otro discípulo que quería resolver todo
con la espada: soy yo como ellos? ¿Yo soy como Judas, que finge amar
y besa Maestro para entregarlo, para traicionarlo? ¿Soy yo, un
traidor? ¿Soy como aquellos líderes religiosos que tienen prisa en
organizar un tribunal y buscan falsos testigos? ¿Soy yo como ellos?
Y cuando hago estas
cosas, si las hago, ¿creo que con esto salvo al pueblo? ¿Soy yo
como Pilato que cuando veo que la situación es difícil, me lavo las
manos y no sé asumir mi responsabilidad y dejo condenar – o
condeno yo – a las personas? ¿Soy yo como aquella muchedumbre que
no sabía bien si estaba en una reunión religiosa, en un juicio o en
un circo, y elije a Barrabás?
Para ellos es lo mismo:
era más divertido, para humillar a Jesús. ¿Soy yo como los
soldados que golpean al Señor, le escupen, lo insultan, se divierten
con la humillación del Señor? ¿Soy yo como el Cireneo que
regresaba del trabajo, fatigado, pero que tuvo la buena volunta de
ayudar al Señor a llevar la cruz? ¿Soy yo como aquellos que pasaban
delante de la Cruz y se burlaban de Jesús?: “¡Pero… tan
valeroso! ¡Que descienda de la cruz, y nosotros creeremos en Él!”.
La burla a Jesús… ¿Soy
yo como aquellas mujeres valientes, y como la mamá de Jesús, que
estaba allí, y sufrían en silencio? ¿Soy yo como José, el
discípulo escondido, que lleva el cuerpo de Jesús con amor, para
darle sepultura? ¿Soy yo como estas dos Marías, que permanecen en
la puerta del Sepulcro, llorando, rezando? ¿Soy yo como estos
dirigentes que al día siguiente fueron a los de Pilato para decir:
“Pero, mira que éste decía que habría resucitado; pero que no
venga otro engaño”, y frenan la vida, bloquean el sepulcro para
defender la doctrina, para que la vida no salga afuera? ¿Dónde está
mi corazón? ¿A cuál de éstas personas yo me parezco?
Que esta pregunta nos
acompañe durante toda la semana.
sábado, 5 de abril de 2014
QUINTO DOMINGO DE CUARESMA
Jesús antes de realizar
el milagro de la resurrección de Lázaro en Betania hace una solemne
proclamación de Sí, que ha dado a generaciones y generaciones de
cristianos, a través de los siglos, una esperanza de firmísima
certeza. Dice el Señor a Marta, hermana de Lázaro: "Yo soy la
resurrección y la vida: el que cree en Mí, aunque haya muerto,
vivirá; y el que está vivo y cree en Mí, no morirá para siempre"
(Jn 11, 25-26). En cuanto Hijo de Dios, Jesús no es solamente
Mediador para sus fieles, sino también autor o causa eficiente de
esa vida superior que vence a la muerte y no es dada sólo en el
último día, sino todos los días. El Señor pide a Marta y, por lo
tanto, a todos nosotros esta fe. Respondamos también nosotros,
juntamente con Marta, con una profesión de fe en Jesús, Mesías:
"Sí, Señor: yo creo que Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios,
el que tenía que venir al mundo" (Jn 11, 27).
Reconozcamos también
nosotros a Cristo como a nuestro Señor, como a Aquel que está ante
nosotros, lo mismo que estaba ante la tumba de Lázaro en Betania.
También nosotros tenemos necesidad de resurrección. ¿Acaso no es
toda nuestra vida un resurgir del mal, de la enfermedad, de la
muerte? Pero no temamos, hay un Salvador, está Jesucristo entre
nosotros. El está ante nosotros y nos grita como a Lázaro: "Ven
afuera" (Jn 11, 43). Sal fuera de tu enfermedad física y moral,
de tu indiferencia, de tu pereza, de tu egoísmo y del desorden en
que vives. Sal fuera de tu desesperación y de tu inquietud, porque
ha llegado el tiempo anunciado por los Profetas, el tiempo de la
salvación, en el que "yo os haré salir de vuestros sepulcros,
pueblo mío... os infundiré mi espíritu y viviréis" (cf. Ex
37, 12-14).
sábado, 29 de marzo de 2014
CUARTO DOMINGO DE CUARESMA
El Evangelio de este
domingo nos muestra el episodio de la curación del ciego de
nacimiento. Es una narración extensa, llena de matices, que ilustran
de forma elocuente algunos aspectos fundamentales del camino
cuaresmal.
Un primer elemento a
considerar es que Jesús toma la iniciativa. No espera a que aquel
hombre le solicite la curación. Le basta contemplar su situación de
sufrimiento para salir a su encuentro. El drama de aquel hombre es
que no puede ver. Pero el culmen del relato nos mostrará que la luz
que Cristo lleva a sus ojos no es sólo la que estimula de nuevo sus
secas pupilas, sino la que le hace descubrir un nuevo horizonte, para
él insospechado, con los ojos de la fe: Creo, Señor.
El modo de la curación y
el proceso en el que introduce al ciego de nacimiento es hermoso e
interpelante a la vez. Cuando se aproxima a él, realiza un gesto
poco habitual en otros relatos de curaciones. Hace barro con su
saliva y se lo unta en los ojos. ¿Qué significado puede tener este
primer gesto de Jesús? El que la mano de Jesús tome barro en sus
manos evoca el momento de la creación: las manos de Dios toman
tierra del paraíso y moldean al hombre y a la mujer. Estamos ante un
hecho que va a significar una nueva creación. ¿Para quién? Para
aquel ciego que al abrir los ojos tomará conciencia de que Jesús
todo lo hace nuevo.
Pero ¿cómo se consuma
esa novedad? Aquí aparece un segundo detalle que es bueno no
olvidar. Jesús le pide que lave sus ojos en la piscina de Siloé. Y
él lo hace. El lavado de aquellos ojos preanuncia, una vez más, la
importancia del Bautismo para el creyente y lo que esto significa. El
Bautismo nos introduce en un orden nuevo, en una vida nueva. Desde el
principio se ha entendido así en la vida de la Iglesia. Por eso se
explica, con especial unción, a los que van ser bautizados en la
noche santa de la resurrección del Señor.
A la vez se convierte, en
este camino cuaresmal, en un reto para todos los que ya fuimos
bautizados en su momento y, como al ciego, una nueva luz alumbró
nuestro camino. El Bautismo nos introduce en una vida nueva en la que
Cristo incide de un modo muy especial. Es la luz nueva que quiebra
nuestra ceguera y nos hace descubrir que su presencia no es una mera
anécdota o un suceso sin importancia, sino un acontecimiento que
determina nuestra presencia en el mundo y nuestra relación con Dios
y los hermanos. El Señor está: ¡ya nada puede ser igual!
Aquel hombre lo descubre
pronto. Su nueva situación molesta. Es lo que ocurre, también hoy,
cuando proclamamos con convicción que Cristo vive y que está en
medio del mundo, en especial, encarnado en los que sufren. Pero a él
ya no le importa. Le marginan, le expulsan del templo, le excluyen,
pero él se proclama seguidor de Cristo: Creo, Señor.
Hoy, son muchas nuestras
cegueras. Nos impiden ver más allá de lo inmediato e impiden que
nuestro corazón descubra de verdad lo que significa el hecho de que
Cristo sea, también para nosotros, un acontecimiento. En esta
Cuaresma te animo a que dejes atrás tus cegueras. Deja que el Señor
unte tus ojos de barro nuevo para que la noche de la Pascua tu
corazón se llene de una luz renovadora.
Carlos Escribano Subías
Obispo de Teruel y
Albarracíndomingo, 23 de marzo de 2014
TERCER DOMINGO DE CUARESMA
"Díjole la mujer:
Señor, dame de esa agua para que no sienta más sed" (Jn. 4,
15). La petición de la samaritana a Jesús manifiesta, en su
significado más profundo, la necesidad insaciable y el deseo
inagotable del hombre. Efectivamente, cada uno de los hombres digno
de este nombre se da cuenta inevitablemente de una incapacidad
congénita para responder al deseo de verdad, de bien y de belleza
que brota de lo profundo de su ser. El hombre tiene necesidad de
Otro; vive, lo sepa o no, en espera de Otro, que redima su innata
incapacidad de saciar las esperas y esperanzas.
¿Cómo podrá
encontrarse con Él? Para este encuentro resolutivo es condición
indispensable que el hombre tome conciencia de la sed existencial que
lo aflige y de su impotencia radical para apagar su ardor. El camino
para llegar a esta toma de conciencia es, para el hombre de hoy como
para el de todos los tiempos, la reflexión sobre la propia
existencia.
¿Cómo definir esta
experiencia humana profunda que indica al hombre el camino de la
auténtica comprensión de sí mismo? Es el cotejo continuo entre el
yo y su destino. La verdadera experiencia humana tiene lugar
solamente en la apertura genuina a la realidad.
¿Cuáles son las
características de tal experiencia, gracias a la cual el hombre
puede afrontar con decisión y seriedad la tarea del "conócete
a ti mismo", sin perderse a lo largo del camino de esa búsqueda?
Dos son las condiciones fundamentales que debe respetar.
Ante todo, deberá
aceptar apasionadamente el complejo de exigencias, necesidades y
deseos que caracterizan su yo. En segundo lugar, debe abrirse a un
encuentro objetivo con toda la realidad.
¡Qué difícil resulta
para el hombre en el mundo de hoy arribar a la playa segura de la
experiencia genuina de sí, en la que puede entrever el verdadero
sentido de su destino! Está continuamente asechado por el riesgo de
ceder a los errores de perspectiva que, haciéndole olvidar su
naturaleza de "ser" hecho a imagen de Dios, le dejan luego
en la más desoladora de las desesperaciones o, lo que es peor aún,
en el cinismo más inexpugnable.
A la luz de estas
reflexiones, qué liberadora aparece la frase que pronuncio la
samaritana: "Señor..., dame de esa agua para que no sienta más
sed"... Realmente vale para todo hombre, más aún, mirándolo
bien, es una profunda descripción de su misma naturaleza.
En efecto, el hombre que
afronta seriamente sus problemas y observa con ojos limpios su
experiencia según los criterios que hemos expuesto, se descubre más
o menos conscientemente como un ser a la vez lleno de necesidades,
para las que no sabe encontrar respuesta, y traspasado por un deseo,
por una sed de realización de sí mismo, que no es capaz él solo de
satisfacer.
El hombre se descubre así
colocado por su misma naturaleza en actitud de espera de Otro que
complete su deficiencia. En todo momento impregna su existencia una
inquietud, como sugiere Agustín al comienzo de sus Confesiones: "Nos
has hecho, Señor, para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta
que descanse en Ti" (Confesiones 1, 1).
Cristo es quien lo salva.
Sólo Él puede sacarlo de esta situación en que se encuentra,
colmando la sed existencial que le atormenta.
Juan Pablo II
sábado, 15 de marzo de 2014
SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA
Jesús invitó a su
Transfiguración a Pedro Santiago y Juan. A ellos les dio este
regalo, este don. Ésta tuvo lugar mientras Jesús oraba, porque en
la oración es cuando Dios se hace presente. Los apóstoles vieron a
Jesús con un resplandor que casi no se puede describir con palabras:
su rostro brillaba como el sol y sus vestidos eran resplandecientes
como la luz.
Los personajes que
hablaban con Jesús son: Moisés y Elías.
Moisés, fue el que
recibió la Ley de Dios. Representa a la Ley.
Elías, es el padre de
los profetas. Representa los profetas.
Ellos dan testimonio de
Jesús, quien es el cumplimiento de todo lo que dicen la ley y los
profetas.
Ellos hablaban de la
muerte de Jesús, porque hablar de la muerte de Jesús es hablar de
su amor, es hablar de la salvación de todos los hombres.
Precisamente, Jesús transfigurado significa amor y salvación.
De la nube que los
envuelve sale la voz del padre que dice "Este es mi Hijo, mi
Elegido; escuchadle" la invitación a escuchar a su hijo
significa seguirlo. Escuchar y poner en practica su palabra es
simentar nuestra casa sobre roca y no sobre arena.
¿Qué nos enseña este
acontecimiento?
-Nos enseña a seguir
adelante aquí en la tierra aunque tengamos que sufrir, con la
esperanza de que Él nos espera con su gloria en el Cielo y que vale
la pena cualquier sufrimiento por alcanzarlo.
-A entender que el Cielo
es algo que hay que ganar con los detalles de la vida de todos los
días.
-A entender que el
sufrimiento, cuando se ofrece a Dios, se convierte en sacrificio y
así, éste tiene el poder de salvar a las almas. Jesús sufrió y
así se desprendió de su vida para salvarnos a todos los hombres.
-A valorar la oración,
ya que Jesús constantemente oraba con el Padre.
-A vivir el mandamiento
que Él nos dejó: “Amaos los unos a los otros como Yo os he
amado”.
sábado, 8 de marzo de 2014
PRIMER DOMINGO DE CUARESMA
Jesús
nos muestra
los medios para vencer al enemigo:
“Vigilad y orad para no caer en
la tentación” Mt 26, 4.
Lo
primero que nos muestra Cristo es que la tentación no tiene nada de
malo en sí misma. Hay una diferencia grandísima entre sentir la
tentación y aceptar la tentación. Podemos sentir todas las
tentaciones del mundo, pero si no las aceptamos no hay problema.
Además, si las rechazamos por amor a Dios, la tentación se
convierte en un momento valiosísimo. Podemos demostrarle que le
preferimos a Él antes que a nosotros mismos.
Jesús
vence las tentaciones del demonio porque prefería vivir la voluntad
del Padre antes que la suya, porque buscaba la gloria del Padre sobre
la suya, porque ponía los planes de Dios antes que los suyos.
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